Tamara Falcó ha vuelto a El Hormiguero, a la tertulia de Pablo Motos con Nuria Roca, que vuelve este domingo a La Roca, a La Sexta, y Juan del Val. La marquesa de Griñón reaparece en el programa tras sus meses de portadas y exclusivas y una luna de miel, con vacaciones, saraos y compromisos que se ha extendido durante dos meses.

La hija de Isabel Preysler ya se muestra más relajada tras los vaivenes desde que rompiera inicialmente con Íñigo Onieva hace casi un año. Un tobogán vital bien remunerado. Tamara ha aclarado en la tertulia de este jueves algunos aspectos de su tumultuosa y fotografiada boda. Entre esos detalles, la incomodidad del vestido del bnaquete que le impedía cumplir con la coreografía prevista para abrir el baile. El vestido nupcial de la fiesta, de color rosa, era un homenaje al de su madre cuando se casó con su padre, Carlos Falcó.

La portada de ¡Hola! con Tamara e Íñigo Onieva tras el sí quiero

Algunos invitados a la finca El Rincón criticaron en su momento el menú de Eneko Atxa por su poca cantidad, aunque nadie discutió el nivel mostrado por el catering del tres estrellas Michelin. El chef vasco había preparado distintos espacios para que los comensales iniciaran el aperitivo con sorpresas entre los jardines. Nuria Roca por su parte aseguró que no probó entonces bocado para no llenarse.

Sin embargo estaba previsto que la cena, con quisquillas y pichones, no fuera abundante. Íñigo Onieva era partidario incluso de limitarse al cóctel y ahí empezar la fiesta mientras que fue Tamara la que impuso la cena. Se decidió así aunque fuera "una cena ligera", de ahí que algunos invitados entendieran que el menú se había quedado corto.

Tamara Falcó e Íñigo Onieva han disfrutado de un safari por Sudáfrica, donde se encuentran de luna de miel.

El convite fue más selecto que tumultoso, como le corresponde a una ganadora de MasterChef Celebrity. Eneko Atxa tuvo aún más éxito con la recena: los comensales se abalanzabans sobre las hamburguesas y los bocadillos cuando ya habían superado las dos copas.

La noche era larga y esos bocatas vinieron bien tras un menú "ligero" que más de uno tildó de escaso y tacaño.