Hace ocho meses Meghan Markle soltó una bomba sobre la casa real británica en televisión al acusar públicamente de racismo a algunos de sus miembros. Fue en una entrevista con Oprah Winfrey difícil de olvidar. Este jueves regresó a un plató de televisión como una estrella de Hollywood, aunque parece que el tono de su intervención ha sido mucho más comedido esta vez.

La duquesa de Sussex visitó el programa de su amiga y vecina Ellen DeGeneres, un espacio diurno que tiene siempre un tono lúdico y ligero.

A lot has changed since the last time Meghan, The Duchess of Sussex, was on the Warner Brothers lot. Don’t miss the rest of our interview tomorrow. pic.twitter.com/pBihJLf0um

— Ellen DeGeneres (@TheEllenShow) November 17, 2021

En su charla con DeGeneres, la esposa del príncipe Enrique recordó la época en la que acudía a hacer audiciones al mismo terreno de la Warner donde se graba el programa, y cómo los guardias de seguridad le deseaban suerte para conseguir los papeles. También contó historias sobre el viejo Ford Explorer Sport, un coche "con vida propia" que solía conducir antes de conocer al nieto de Isabel II y que tenía estropeada la cerradura de la puerta del conductor. Por esa razón, cuenta Markle, solía aparcar en una plaza solitaria y disimular hasta que nadie la viera para poder entrar en el vehículo reptando a través del maletero.

Meghan, en el programa de Ellen DeGeneres.

En 2016, Meghan contó en una entrevista para la revista canadiense Best Health que DeGeneres y su mujer, Portia De Rossi, entraron en el refugio de Los Ángeles justo cuando Meghan estaba tratando de decidir si adoptar a Bogart, su perro cruce entre labrador y pastor, y la presentadora la animó a dar el paso. "Ella estaba en plan 'te vas a llevar ese perro a tu casa'", contó Meghan entonces. "Salió (DeGeneres) a la calle camino de su coche, pero en lugar de meterse se dio la vuelta, vino y me dio unos golpecitos en el cristal de la ventanilla gritando '¡Llévate al perro!' Así que me lo llevé a casa. Fue porque Ellen me lo dijo".

La duquesa de Sussex lleva dos semanas muy ajetreadas pues, además de acudir con su esposo al Día de los Veteranos en Nueva York, también participó en una mesa redonda política sobre la necesidad de que haya (en EE UU) permisos de paternidad retribuidos.