El desfile de Christian Dior de ayer en la Semana de la Moda de París arrancó de una manera totalmente atípica, con un breve pero contundente discurso del presidente de Christian Dior Couture, Sidney Toledano, contra las palabras "intolerables" de quien hasta el último martes fue su director artístico, John Galliano.

Además del carácter "inaceptable" de lo ocurrido, Toledano subrayó "el dolor" provocado por el modisto gibraltareño -cuyo nombre no citó-, inculpado por injurias raciales y protagonista de un triste vídeo que circula por internet en el que visiblemente ebrio celebra a Hitler y sus estrategias asesinas.

"El hecho de que el nombre de Dior, por medio de su diseñador, por brillante que sea, haya podido mezclarse con palabras intolerables nos es muy doloroso", explicó el primer responsable de Christian Dior Couture. Intolerable y doloroso "en nombre de nuestro deber de memoria, de todas las víctimas del holocausto, del respeto de todos los pueblos, de la dignidad en sí misma", agregó antes de recordar que durante la ocupación alemana de Francia la hermana de Christian Dior fue deportada al campo de concentración nazi de Buchenwald. Toledano recordó, a continuación, los valores de la firma fundada "tras las horas sombrías de la guerra", en 1947, por Christian Dior, con el deseo de ofrecer belleza, ligereza y felicidad a la mujer. "Lo que van a ver ahora es el resultado de su inmenso trabajo", concluyó segundos antes de ser aplaudido por la asistencia.

El desfile en sí que siguió después estuvo muy conseguido. Inspirado en los dandys británicos, las modelos lucieron maxi capas y abrigos combinados con vaporosas faldas cortas o pantalones de golf ceñidos a la rodilla. Materiales como el terciopelo, cachemir, gasa o piel se unieron a tonos borgoña, lila, pistacho o marrón oscuro. Y para terminar, vestidos de seda con plisados en tonos rosados. Como colofón subieron a la pasarela para cerrar el pase las petites mains, el equipo de taller, enfundados en batas blancas, en sustitución del destronado Galliano.