Los Patios más Singulares de Córdoba
-
Esta edición de 2022 de los Patios de Córdoba llega con la novedad de contar con una nueva modalidad que se suma a las de arquitectura antigua y arquitectura moderna: los Patios Singulares. En ella están incluidos “aquellos patios que, pertenecientes a entidades, asociaciones o congregaciones religiosas, aportan señas de identidad de la arquitectura oficial o religiosa de su época, que son extraordinarios por su monumentalidad, por su forma o por su uso, o que aportan una propuesta en el marco de la Fiesta de los Patios que se valora como interesante para la misma”, según rezan las bases. En este primer certamen con la nueva modalidad se han incluido siete recintos que en años anteriores participaron en la modalidad de arquitectura antigua y uno que participó fuera de concurso.
-
Ir a la noticia: La historia de Carola, la alemana que descubrió los Patios de Córdoba y nunca se marchó
Marroquíes, 6 –el palacio popular de las flores, mucho más que un patio– es como un minibarrio dentro del clásico barrio de los toreros, Santa Marina, que se distribuye en siete callejones laberínticos con una amplia variedad floral en los que están repartidas las viviendas familiares y talleres artesanales, vías que diseñó ya hace más de un siglo Enrique García Sanz como casa de vecinos en la que llegaron a convivir 23 familias y que se comunican entre sí dejando al descubierto dependencias en las que se hacía vida en común, como cocinas o cuartos de lavar de pilas, auténticas piezas dignas de ser premiadas o expuestas en un museo. Los numerosos galardones recibidos en el concurso los han invertido los vecinos en introducir mejoras que han convertido al recinto en aún más tradicional, uno de los más costumbristas y únicos de los visitables en Córdoba. Marroquíes, 6 es un trozo de la Córdoba más clásica de principios del siglo XX que ha sabido mantenerse vivo en la ciudad gracias a que su embrujo cautiva a quien contempla sus estrechas callejuelas perdidas entre un mar de flores. Destacan sus dos espectaculares buganvillas.
El llamado Patio de la Solidaridad, sede de la Asociación Cordobesa Amiga de los Niños Saharauis, es uno de los más grandes del concurso municipal. Pertenece a una antigua casa de vecinos del siglo XIX en la que llegaron a convivir 12 familias. Las habitaciones de la vivienda se distribuyen alrededor de este patio que tiene la característica de ser un largo pasillo en forma de L, con habitaciones apoyadas en la medianería y que iban extendiéndose al patio según las necesidades de los inquilinos. Destaca su gran variedad botánica de la que se ha encargado durante muchos años Mariana Grande. Su extensión obliga a tener cerca de un millar de macetas, lo que supone el mayor número de todos los patios que participan en el concurso. Suele poseer buenos ejemplares de bruscos, boneteros, madreselvas, nísperos, flor de la gamba y rosa china, siendo especialmente atractiva una parra trepadora preciosa. Entre sus elementos arquitectónicos destaca una fuente de estilo modernista –compuesta por azulejos, ladrillos y piedras, y adosada a la pared– y el brocal de medio pozo ficticio con motivos antiguos. El patio lo preside un mosaico de la Virgen de las Angustias.
Su mantenimiento corresponde a las voluntarias de la Hermandad de San Rafael. En la antigua casa del capellán de la Iglesia del Juramento de San Rafael se hallan dos patios cuyos orígenes se remontan a finales del siglo XVIII, momento en el que tuvo lugar la principal remodelación del templo. En el primer patio, el pavimento es el original de bolos. Destacan en él la lápida que recoge las apariciones del Arcángel San Rafael en el siglo XVI. Asimismo, en un rincón hay una efigie de San Rafael. En él resalta el contraste del añil de sus macetas entre la cal de sus paredes. En un pasillo cubierto entre el primer y el segundo patio hay una habitación convertida en 2015 en una capilla de Fátima. Preside la capilla una imagen de La Virgen y, bajo esta imagen, hay un altar de guadamecí de Juan Martínez Cerrillo. También hay en esta capilla una imagen de Santa Ana, del siglo XVIII. El patio segundo fue adquirido en el siglo XIX y es de una casa que aún tiene fachada a la calle Arroyo de San Rafael. Este patio servía como corral y huerto, y se compró para levantar en él una capilla gemela a la sacramental del templo con la intención de que la planta del templo fuese simétrica. Luego se olvidó esta idea y pasó a ser el patio que hoy vemos, con una de sus paredes curvas, pues linda con la rotonda del templo. En él destaca una fuente ornamental que recuerda en sus formas a una pila bautismal, sobre la que se posan dos pájaros de metal.
Su mantenimiento corresponde a la Comunidad de Religiosas Jerónimas de Santa Marta y a la Hermandad de la Misericordia y los Santos Mártires de Córdoba. Se trata de un recinto cargado de simbolismo: a su alrededor se ubican tres entradas a sendas partes del convento que representan los tres ejes del carisma de la orden. El lado sur, porticado con tres arcos, da paso a la hospedería, donde se alojan personas venidas de fueran que pasan unos días en Córdoba; el lado oeste, por su parte, está porticado con dos arcos y es la puerta de entrada a la clausura, donde se desarrolla la vida diaria de la comunidad religiosa, basada en el trabajo manual y en el estudio y veneración de la Sagrada Escritura; finalmente, la parte norte se abre a la iglesia, donde las religiosas rezan las horas canónicas y celebran sus ceremonias con un cuidado muy especial de la liturgia, que constituye el tercer eje de su estilo de vida. A la iglesia se accede a través de un bello arco porticado que construyó Hernán Ruiz I: fue terminado en 1511 y es del mismo autor y estilo que la puerta del monasterio de San Jerónimo de Valparaíso, donde tuvo su sede una comunidad masculina de jerónimos desde su fundación a mediados del siglo XV hasta la Desamortización de 1835. El patio de Santa Marta pretende ofrecer al visitante un tiempo de descanso, físico y espiritual, e invita a conocer y valorar la vida discreta y laboriosa de las religiosas de clausura.
El origen de este inmueble data aproximadamente del siglo XV, posteriormente, reformado pasó a ser una casa de vecinos y albergó una fundición de campanas, de ahí que fuera conocido como la Casa de las Campanas. Es el número 1 de la calle Siete Revueltas, propiedad de la Asociación de Amigos de los Patios , y se trata de un antiguo palacete de origen medieval que conserva elementos mudéjares, como su pórtico, que está decorado con formas vegetales semejantes a las empleadas en el arte islámico. Cuenta en realidad con dos patios , el primero es un gran jardín. Parte de su suelo, que atesora ya varios siglos, es de chino cordobés, y cuenta además con un tablao que recuerda que este año se va a volver a echar mucho de menos al universal bailaor y coreógrafo Antonio Mondéjar, quien ha cuidado del patio durante años junto a su hermana María. En cuanto a la vegetación sobresalen varios cipreses, flores como geranios, gitanillas,...y plantas como hiedras, helechos, aspidistras...
Este recinto tiene todos los elementos del clásico patio tradicional cordobés: el suelo de chinos, las tejas de los voladizos, la tradicional escalera, un lavadero con pila árabe y un viejo pozo con brocal de piedra. Sus paredes suelen estar adornadas, sobre todo, por geranios, gitanillas, lirios, claveles, espinas del señor... un verdadero jardín botánico diseñado por la Asociación Claveles y Gitanillas. Cuando se celebró la segunda edición del certamen de patios cordobeses en 1933, el patio de San Juan de Palomares 11 ya fue uno de los participantes, certamen en el que ha acaparado a lo largo de su historia numerosos premios, y no tiene más porque en muchas ediciones ha participado fuera de concurso. En su origen fue una casa de vecinos que ha sido reformada hasta presentar su actual aspecto, y cuyas habitaciones están estructuradas en torno al patio.
Su mantemiento corresponde al equipo de Cáritas de la parroquia del Sagrario. Sobresale en este patio su pórtico de arcos de ladrillo de medio punto y columnas rematadas con capiteles toscanos que se repiten en el nivel inferior de sus tres lados. Y también es muy característico del mismo su pavimento de losas de barro. Sobre él se suelen colocar un buen número de macetas con bellos ejemplares de geranios, cintas, costillas de adán, pequeños árboles frutales, petunias…Este patio pertenece a una casa señorial con tres galerías de pórticos de columnas reutilizadas, capiteles y, sobre todos, esos arcos de ladrillo visto de estilo barroco, y enormes balcones en la segunda planta. En la pasada década de los 80 fue uno de los patios más señeros y premiados del concurso , gracias en buena parte a la belleza del recinto, una casa señorial con tres galerías de pórticos de columnas reutilizadas, capiteles y enormes balcones en la segunda planta. Pasaría a ser casa de vecinos, pero se adaptó sin tocar mucho la estructura, apenas la vivienda, incorporada en el único lado del patio no porticado, y una segunda escalera de acceso a la planta superior. Entre su flora lucen ejemplares de mediano porte, en grandes macetones o en tiestos colgantes, sobre todo las clásicas gitanillas y geranios en los balcones, sin querer saturar de macetas el lugar para no restar protagonismo a la arquitectura.
Este histórico recinto pertenece a una casa que data de los siglos XV-XVI y que pertenece a la Asociación de Amigos de los Patios Cordobeses, colectivo que la ha convertido en todo un museo después de recuperarla en la pasada década de los 70 y darle así vida. En ella llegaron a residir hasta 13 familias que compartían un patio en el que es seña de identidad su singular escalera centrada y encalada de acceso a la planta superior y en la que se han fotografiado los Reyes de España Felipe VI y Doña Letizia. El recinto conserva su suelo original de guijo de río y destaca también su antiguo pozo y sus lavaderos comunitarios, además de una diversidad floral envidiable cuidada con un mimo sobresaliente por Teo Rueda. El patio consta de dos plantas: la inferior recoge habitaciones dedicadas a la realización de talleres. Es uno de los recintos más visitados de Córdoba, ya que está abierto todo el año, aunque, además, buena parte de culpa de ello lo tiene también que es uno de los favoritos por el público de la Fiesta de los Patios de Córdoba. Recientemente ha recuperado arriates que lo acercan más a la casa de vecinos que fue y que ya concursó por primera vez en 1955.
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios