Los Patios de Córdoba en tiempos de crisis

Parras, 6: El patio de Córdoba en el que se respira poesía

Parras, 6: El patio de Córdoba en el que se respira poesía

"El patio está todo el año igual; en invierno más verde y ahora en primavera, más florecido", cuenta Rosario Cantillo. "Este año de él destaco mi hortensia, mis esparragueras y mi limonero, además de la flor de la gamba, mis geranios....en fin, todo", detalla. "Esta primavera ha llovido mucho para las plantas e incluso he tenido que echar el resto para que no le afectara a mi hortensia, para que no se viviera abajo. El patio está cuidado todo el año", insiste. Es uno de los más vistosos de los Patios de Córdoba.

Y es que, en el patio de Parras, 6 se respira poesía, la que destila su abundante y muy peculiar flora gracias a los cuidados diarios de Rosario Cantillo. Es más, Parras, 6 parece, por lo que atesora entre sus galerías con artesonado de madera, una casa-museo montada por Chari -como familiarmente la llaman- y por su querido Juan Antonio (Lucena López), su marido, que hace unos años que se le fue.

Chari tiene constancia de que arquitectónicamente el inmueble data de aproximadamente 1530 y de que antes que casa de vecinos fue parte de un cuartel, un hospital y un convento; mientras, no hace falta que recuerde, porque ya da fe de ello una placa colgada en su fachada, que en ese edificio nació el poeta Pablo García Baena. Conoce la fecha aproximada de origen de la casa gracias a que la ha deducido de un libro de donaciones escrito en castellano antiguo.

Ella nació en la calle Parras, pero fue en la casa de enfrente, a la que se mudó su madre de novia en el año 32, y con 15 años aprendió a coser en ese patio con la entonces la dueña de esta casa, que era como su madrina; en la casa había tres hermanas: una modista, una costurera y una sastra. Luego, en 1968 se casó y se estableció en Parras, 4 -numeración que tenía hace décadas el que hoy es su hogar-, aunque de nuevo se mudó a la casa de enfrente hasta que en 1999 se instaló definitivamente en Parras, 6, tal y como ha contado en más de una ocasión.

Fueron tiempos de alquileres de habitaciones los vividos por Chari y Juan Antonio. Desde que perdió a su marido, ese lugar en el que compartió tanto con él, que vio crecer a sus hijos y que ahora es recinto de juegos de sus nietos, es su oasis de evasión. En él pone su corazón y le ha ayudado a entender que la vida sigue.

Poco ha variado arquitectónicamente con los años el patio tanto es así que cuando llegaba Pablo García Baena, que se marchó de allí con 7 años, decía, como ha contado en más de una ocasión Chari, que está como lo recordaba en su niñez; lo único que le ha quitado son zonas comunes como las pilas de lavar y el aseo que tenía. De aquellos tiempos color añil también recuerda que se juntaban todos los vecinos de fiesta y, como no tenían nevera, metían las copas en un cubo que sumergían en el pozo, que tiene el agua a unos 15 metros de profundidad, un agua que en invierno está templada y helada en verano. Precisamente, como ella defiende, el pozo es una de las joyas del recinto. “No me han sabido decir de qué época exacta data, tan sólo sé que es medio romano y medio árabe”, sostiene.

El agua de ese pozo es como rima asonante que alimenta a ese vergel de poesía en el que reina esa su majestuosa hortensia en un escenario único, en el que a las galerías de artesonado de madera se suman arcos de ladrillo visto y suelo de bolos típico cordobés. “Una hortensia como esta no la tiene nadie en Córdoba; está en el suelo y echa muchas flores”, cuenta orgullosa, tan orgullosa como también lo está de una gran esparraguera fina de unos cuatro metros de altura y de un limonero del que revela que “echa unos limones que aliñan muy bien y le dan un sabor agrio especial a eso que antes llamaban cubatas y ahora llaman cacharros”.

La esparraguera fina recibió en 2010 el premio a la planta más singular, otorgado por el Ayuntamiento. El gran tamaño conseguido en el ejemplar, su manejo como planta trepadora y su lugar en la composición, adornando un muro ciego y enmarcando con suavidad y finura un elemento, fueron los motivos por los que se reconoció a la esparraguera criada por Chari, un tipo de flora procedente del Sur de África e introducido en la jardinería cordobesa alrededor de 1876.

La gente dice del de Parras, 6 que es un patio con solera. Los premios que ha conseguido dan buena cuenta de ello. Gracias a periódicos y revistas de la época Chari tiene constancia de que el primer año que el patio participó en el concurso municipal fue en 1956. Más tarde volvió a competir en 1969, año en el que consiguió uno de sus dos primeros premios, concursando ininterrumpidamente hasta 1980. "Desde entonces no lo presenté hasta 2001 y desde entonces hasta ahora", cuenta.

Como cuentan sin hablar la hortensia, la esparraguera, el limonero y el resto de sus plantas que quien les proporciona ese ambiente por el que se respira poesía es Chari, que diariamente les da a beber de ese pozo el agua de vida que les embriaga de fuerza la savia, mientras agradecen ese trabajo incansable, por amor a su patio y a lo que significa, de la propia Chari.

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