Canto Cósmico. Niño de Elche | Festival de cine de Sevilla

Heterodoxia y confusión

Francisco Contreras, Niño de Elche, y su padre, en una imagen del documental.

Francisco Contreras, Niño de Elche, y su padre, en una imagen del documental.

Autoexpulsado del paraíso flamenco y matado el padre de la ortodoxia, Niño de Elche busca denodadamente en la vanguardia y el gesto político esa identidad y ese valor artístico que le niegan desde las raíces y le aplauden en la posmodernidad de las fusiones. Rodeado aquí de exégetas, cómplices y familia, el anti-cantaor se pone en escena en un fragmentario e iconoclasta ejercicio performativo que tiene tanto de provocación (el cuerpo, siempre problemático) como de grito para reivindicarse en la heterodoxia.

Entre tanto, las citas cultas y los lemas anti-burgueses resuenan confusos como en el discurso de un papagayo que sólo se ha aprendido los titulares de la lección o se ha leído la solapa del libro. Lo mismo cabe decir de ese misticismo cósmico que toma prestado de Cardenal y Val del Omar para llevarlo a un territorio igualmente babélico.

Tal vez lo más interesante de este ensayo documental sea el haber enfrentado a Francis con sus orígenes en cuadros en el límite de la caricatura donde un fandanguillo junto a la madre parece devolver la honestidad a ese chiquillo al que hemos visto cantando las bondades de su pueblo en una cinta de vídeo.