la feria | Crónica del sábado

El primero de los días grandes

  • La segunda jornada de la última cita del Mayo Festivo es la del inicio de las recepciones oficiales y un día especial para vivir en familia mientras la bulla se convierte en una marabunta que toma El Arenal

Un carruaje avanza por un Paseo de Caballos lleno de gente.

Un carruaje avanza por un Paseo de Caballos lleno de gente. / Juan Ayala

El sentido común dicta que el primer sábado de Feria es uno de los días más grandes de la que es la última cita del Mayo Festivo. Es una jornada de casetas repletas que se suele vivir en muchos casos en familia y en la que la fiesta se suele prolongar incluso hasta altas horas de la madrugada de un domingo en el que la mayoría no trabaja . Además, hace apenas 12 horas del inicio de la Feria y las ganas de fiesta lanzan a los cordobeses y a muchos otros llegados de fuera como un vendaval humano, como ríos de gente, hasta un Arenal, que desde casi el mediodía espera a miles de almas. Bulla es la palabra apropiado para definir la sensación vivida.

Porque el primer sábado de Feria es sinónimo de bulla, una bulla que comienza a hacerse realidad a cuentagotas desde aproximadamente la una de la tarde, cuando acaba la resaca del inicio de Feria para ir in crescendo hasta convertirse en macrofiesta. "Es ley de Feria", relata Juan Martínez, un joven que se considera "el tío con más ganas de feria del mundo", mientras cruza la portada "camino de la primera caseta que encuentre" junto a un grupo de amigos. La ciudad efímera, como llama la alcaldesa, Isabel Ambrosio, a la Feria, se ha convertido en el mejor refugio para mantener intacto el espíritu del Mayo Festivo. Nunca un final del mes más importante de Córdoba fue tan esperado, se tengan las carteras más o menos llenas después de unas semanas tan intensas en las que las ganas de fiesta se traducen en vivir a tope Cruces y el Patios.

El Ayuntamiento, la Federación de Peñas y el PSOE celebran sus recepciones

El sábado es también el día de la exhibición de enganches de tradición, lo que significa la primera presencia del caballo en El Arenal, y también el día en el que llegan hasta el real de la Feria los estandartes de Nuestra Señora de la Salud después de un recorrido que parte de la ermita del cementerio que lleva su nombre para discurrir por avenida de los Custodios, Ronda de Isasa, Parque de Miraflores y Puente del Arenal, hasta llegar a la Caseta Municipal. Y el día de un maratón de coros rocieros que supone ya el XXIII Encuentro Camino del Arenal. Es el día del lucimiento de los coros Alegría de la Viñuela, Arco Iris, Amigos de San Lorenzo, Alegría de Reina Sofía, Alba, Sol y Luna, Ritmo y Compás, San Vicente Ferrer y Savia Cordobesa en una Caseta Municipal en la que se celebra la recepción de Feria del Ayuntamiento.

Todo ello, mientras los tonos de los volantes de los trajes de flamenca dan el color elegante a una nueva edición de la Feria. En los últimos años cada vez son más las que acuden al recinto con el tradicional vestido de faralaes, una costumbre que durante un tiempo permaneció en un segundo plano, pero que cada edición vuelve con más fuerza. Ni el calor impide esta pasarela de volantes en El Arenal. Elegancia y belleza también se pueden ver en el Paseo de Caballos, lleno esta vez de los carruajes de tradición. "Es uno de los días más importantes para nosotros, porque podemos disfrutar de nuestra afición en la Feria", apuntó uno de los cocheros mientras pasea a una familia por el recinto.

Una mujer monta en uno de los carruajes de tradición. Una mujer monta en uno de los carruajes de tradición.

Una mujer monta en uno de los carruajes de tradición.

El primer sábado de la Feria 2018 también será recordado por ser otro primer día de recepciones oficiales, tan escalonadas que es normal ver a políticos y a distintos agentes económicos y sociales de la ciudad, salir de una para irse inmediatamente a otra. "Bueno, después de la del Ayuntamiento y de la de la Federación de Peñas, ahora nos queda ya la del PSOE", dijo en un momento de la segunda de ellas el presidente de la Asociación de Amigos de los Patios, Miguel Ángel Roldán.

Pero para ritmo frenético, el de los grupos de despedidas de soltero y de soltera que suelen aprovechar días como el primer sábado de Feria para dar rienda suelta a sus ganas infinitas de fiesta hasta que el cuerpo aguante y más allá -vamos ocurrió con un grupo venido de la localidad avulense de Casasviejas-, haciendo bueno el punto y final del discurso pronunciado por el presidente de la Federación de Peñas, Alfonso Morales, durante la recepción oficial del colectivo que dirige en su caseta, "abierta a todos los cordobeses y a quienes nos visiten de fuera y también a los extranjeros". Hubo quien quería que pusiera el punto y final a esas palabras al más puro estilo del maestro de periodistas Joaquín Prat al grito de "¡A beber!". "Como si a nosotros nos lo tuvieran que ordenar", sentenciaba Iván Prieto, uno de los integrantes de uno de esos grupos de despedida de soltero que ayer deambulaban sin rumbo fijo por el ferial en un momento de la recepción en la caseta.

El primer sábado de Feria además, en este caso de 2018, es el día en el que la cita se hace magia con mayúsculas en el Teatro Góngora con Juan -tatatachán- Tamariz, un espectáculo en el que colabora Consuelo Logia, y el día en el que en la Caseta Municipal la ya mítica en estas lides feriales Banda Sureña actúan en un primer momento como teloneros de Mojinos Escozíos, para después continuar con su repertorio cuando el conjunto de Miguel Ángel Rodríguez El Sevilla acaba con sus bises.

El primer sábado de Feria suele ser también un día en el que las casetas familiares cuelgan por momentos el cartel de ni una mesa libre. Matrimonios como el de Isabel Riquelme y Francisco Javier Suárez, por ejemplo, no tuvieron más remedio que esperar junto a unos amigos a las puertas de alguna caseta, en este caso la de Casa Valle de Los Pedroches, a que se desocupara alguna mesa para poder darse un homenaje a base de unas espléndidas carnes a la brasa con denominación de origen. No era la única caseta familiar que colgaba por momentos el cartel de no hay ni una mesa libre, también ocurría de vez en cuando en la cercana del Club El Calerito, sólo por poner un ejemplo, donde se hace obligatorio degustar parrillada de carne o sus especialidades de pescado, algo que hicieron Esperanza García y su grupo de amigas.

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