Feria de la Salud

Fin de fiesta en El Arenal

  • El ferial apaga las luces hasta el año que viene, en una jornada de despedida en la que hay hueco para hacer un primer balance de la fiesta

Flamencas en el segundo sábado de Feria.

Flamencas en el segundo sábado de Feria. / J. Vidal

Pues sí. Tras ocho noches y nueve días, la Feria de Nuestra Señora de la Salud apagó ayer sus luces hasta mayo del año que viene. Punto final al Mayo Festivo. Pero antes de que los últimos amantes de la Feria se despidieran de El Arenal, la última jornada festiva de Córdoba se celebró sin apenas complicaciones. Un sábado, el último de la Feria, en el que de manera tradicional se dan cita numerosos vecinos del resto de la provincia para disfrutar también de unas horas de merecida fiesta, grupos de turistas extranjeros, y en el que también hubo cabida para las últimas comidas entre amigos, de familia, numerosas y sorprendentes despedidas de la soltería y para ver la final de la Champion League en la Caseta Municipal, que instaló una pantalla gigante, que reunió a un buen puñado de madridistas, al igual que hicieron algunas casetas.

Y aunque el de ayer era el último día, muchas casetas trabajaron a destajo. Si no, que se lo pregunten a los responsables de la caseta de la Hermandad del Descendimiento, en la que ayer se afanaban para dar servicio a cuantas personas llegaban para comer. En este recinto se han dado cita durante todos estos días alrededor de una treintena de voluntarios de esta cofradía del Viernes Santo. Su hermano mayor es José Enrique Domenech y es uno de los que no ha faltado ninguna jornada. “Hemos tenido una buena Feria y estamos contentos con el ambiente; además, las temperaturas han acompañado”, describe, al tiempo que reconoce que el segundo sábado de Feria “viene menos gente porque muchos aprovechan que no trabajan desde el jueves y se van a la playa”. También destaca que los platos que más han salido de sus cocinas estos días han sido de flamenquín, pinchitos y los de calamares.

“Nos gusta venir el último sábado de Feria porque hay menos gente, pero hoy –por ayer– parece que no”, explica Macarena Aguilar, justo antes de entrar en la caseta del Huerto, donde había quedado con su familia para almorzar. La joven, vestida con un traje de gitana color verde agua claro y dos enormes flores a juego sobre la cabeza, apunta también que en esta ocasión es la tercera vez que viene hasta El Arenal, pero “en plan tranquilo”. En la calle del Infierno la actividad tampoco se detuvo y en una de las 80 atracciones que han poblado esta semana esta parte del recinto –la del Kanguro XXL–, Rafael Ortiz cuenta que “son muchos días de Feria, pero bueno, es una vez al año y los niños se lo pasan muy bien”.

Con un grupo de media docena de críos de entre cinco y ocho años llegan hasta El Arenal María José Villalobos, su marido y un matrimonio de amigos. “Vinimos el miércoles porque las atracciones eran más baratas y hoy –por ayer– vamos a echar el día entero y aprovechar para comer en una caseta”, describe, mientras deja bien claro que los pequeños integrantes del grupo podrán subirse en “tres o cuatro atracciones, que tampoco es que sea muy barato venir a la Feria, pero una vez al año no hace daño y es una cosa diferente para ellos”.También durante esta semana a lo largo y ancho de El Arenal ha viajado el tradicional tren neumático reservado para las personas mayores. Una suerte de transporte que ayer hizo las delicias de Josefina Huertas y sus tres amigas, que no dudaron en montarse en el tren, darse un garbeo por el recinto sin apenas caminar y observar cómo luce El Arenal. A sus 69 años, esta vecina de la zona del Naranjo asegura que “nos encanta la Feria y este año hemos venido el primer sábado y hoy –por ayer– para despedirnos”. “Cuando acabe el paseo nos vamos a comer en la caseta de Fosforito, que qué bien lo han solucionado lo del incendio”, añade.

En la caseta La Reja, de la asociación Pájaro Madre –que este año ha sido elegida como mejor recinto de la Feria– el ambiente era tranquilo a primera hora de la tarde, una sensación que, según una de las responsables de la barra, Patricia Valenzuela, se ha prolongado durante todos los días de fiesta, que han sido “más tranquilos”. “No ha habido tantas bullas como otros años y ya tenemos un poco de ganas de acabar”, apunta y reconoce que la jornada que pone el punto y final a la Feria “viene menos gente”. “El último día no es tan bueno como el primer sábado, es más flojo”. Quien hace esta afirmación es Antonio López, responsable de la caseta de la asociación Andaluza de Doma de Campo y del Club de Enganche de Córdoba, recinto en el que había varias comidas programadas, como la de un nutrido grupo de turistas franceses, que “vienen desde hace dos años”. López cuenta también que la de este año ha sido “una buena Feria porque el tiempo ha acompañado” y que uno de los platos estrella de 2018 ha sido “la huevada, que lleva huevos fritos, patatas fritas, lomo, jamón, chorizo y pimiente verde”, que ha hecho las delicias de numerosos comensales durante todos estos días.

Mientras, en la tradicional fuente justo en frente de la portada, un grupo de amigas se hace la preceptiva fotografía de bienvenida a El Arenal y, rápidamente la suben a sus redes sociales. Carolina Ramírez se erige en portavoz de este grupo de veinteañeras sin miedo al cansancio que repite en la Feria por tercer día; eso sí, no de manera consecutiva. Trabajadora en un bar de Levante, la joven no tiene reparos en asegurar que Córdoba “puede presumir de tener la mejor Feria de Andalucía porque puedes entrar en todas las casetas sin problema”.

Y como ellas, miles de personas se dieron cita en un recinto que es una ciudad efímera durante ocho noches y nueve días, que ilumina Córdoba y que ayer apagó sus luces hasta 2019.

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