Doble fondo

La risa va por barrios

El Gobierno va a acabar con una anomalía histórica como la Fundación Francisco Franco mientras Vox pretende ilegalizar formaciones democráticas por sus ideas

La vicepresidenta del Gobierno Carmen Calvo en rueda de prensa en Moncloa este martes.

La vicepresidenta del Gobierno Carmen Calvo en rueda de prensa en Moncloa este martes. / Zipi (EFE)

El Consejo de Ministros ha aprobado este martes el Anteproyecto de Ley de Memoria Democrática, un suma y sigue respecto a la conocida como Ley de Memoria Histórica que aprobó el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en 2007: el Estado será el responsable de exhumar los restos de miles de republicanos y luchadores por la democracia que siguen tirados como perros en cunetas y fosas comunes (se han recuperado unos 9.000 hasta 2018 mediante el trabajo de familiares y asociaciones); prohíbe la exaltación y enaltecimiento de la dictadura; retira las medallas y condecoraciones a ex policías torturadores durante el tardofranquismo y anula las sentencias de los tribunales franquistas que llevaron a la cárcel o al paredón a miles de españoles por sus ideas políticas.

Al tiempo que el Gobierno de coalición avanza en la aprobación de esta ley, Vox no solo se niega a condenar la dictadura franquista sino que propone modificar la Ley de Partidos Políticos de 2002, con el objetivo de ilegalizar a formaciones y partidos políticos que defiendan posiciones independentistas o que participaron en el proceso independentista catalán de 2017.: ERC, Junts, el BNG, la CUP o EH Bildu, casi la mitad de los 13 trece partidos políticos con representación en el Congreso.

Mientras el Gobierno da el primer paso para anular las sentencias condenatorias de los tribunales franquistas contra españoles por sus ideas, la extrema derecha, con sus nada desdeñables 52 diputados (tercera fuerza de la Cámara Baja), defiende en el Congreso la prohibición de partidos políticos por sus ideas, sin más.

Lo "peor" en 80 años

Un eslabón más de la estrategia de Santiago Abascal cuando el líder ultra afirmó sin empacho que el Gobierno de Sánchez es el peor en “ochenta años”. De ahí la moción de censura que presentará, presuntamente, a finales de septiembre, un brindis al sol pues está condenada de antemano al fracaso, aunque lo que realmente busca Vox es un espacio propio ondeando su bandera de outsider.

Por lo pronto, lo único que va a ser ilegalizado con la ley en ciernes es la Fundación Francisco Franco... La risa va por barrios.

La moción de censura es un instrumento para dinamizar la labor de la oposición. Desde la aprobación de la Constitución en 1978, se han presentado cuatro, aunque  solo una ha salido adelante: la de Sánchez contra Rajoy en 2018. Antes decayeron la de Felipe González contra Adolfo Suárez (1980), la de Antonio Hernández Mancha contra González (1987) y la de Pablo Iglesias contra el Gobierno de Mariano Rajoy (2017).  

La réplica socialista va a ir esta vez más allá de cruzarse de brazos y silbar mientras Abascal le pone las peras al cuarto al Gobierno aprovechando los números de la pandemia, que dejan a España (y por ende a su Gobierno) en muy mal lugar como uno de los puntos calientes del planeta en la expansión y la catástrofe del coronavirus. Es por ello que el portavoz del PSOE en la Asamblea, Ángel Gabilondo, ha invitado este martes a Ciudadanos y Vox a valorar si la situación del Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso es "sostenible".

La pandemia da juego

La pandemia es el caballo de batalla y la Comunidad de Madrid es la que se lleva (ser epicentro, a todos los niveles, de las Españas es un gran imponderable) la medalla de hojalata a nivel autonómico en la lucha contra el virus. Y los socialistas van a hurgar en esa herida con una moción de censura regional poniendo de paso un contrapeso a la que se va a dilucidar en el Congreso.

Y la pelota pasará al tejado de Ciudadanos, que puede dejar caer a Ayuso. Haga lo que haga Inés Arrimadas, la criticarán. Si Gabilondo presentara finalmente esa moción de censura y Cs le diera la espalda, será tachada de mantener a la derecha (y a la extrema) en el machito... Si da cuartelillo a los socialistas y rompe el Ejecutivo de la Puerta del Sol será crucificada como tonta útil del PSOE, tal como le viene ocurriendo con su aquiesecencia a pactar con Sánchez y compañía los Presupuestos Generales...

Es política. La vida. El arte de equivocarse lo menos posible y el de mantener el tipo pase lo que pase. Y lo que hoy está pasando son más  que palabras, son leyes. Democráticas. Como se denomina de manera redundante la que nos ocupa. Y una anomalía histórica como la Fundación Francisco Franco está a punto de irse por el sumidero de la historia. La risa va por barrios y muchos lo celebrarán, mientras otros criticarán con desdén que el Gobierno siga abriendo heridas guerracivilistas.

Al tiempo, Pablo Casado lidia con ese elefante que se le ha metido como en una cacharrería  hasta la cocina. La operación Kitchen le sacude de refilón pero las andanzas orquestadas desde el Ministerio del Interior son harto lesivas para la marca del PP. Así que su líder también se sube al caballo desbocado del coronavirus y reclama una comisión de investigación de la "pésima" gestión de  Sánchez y compañía de la pandemia.

La risa va por barrios y el panorama es para llorar. En todos... Con todo... El panorama sanitario es desolador. Y el político.

Al menos este martes hay un motivo para brindar con la ilegalización de la exaltación del franquismo. El presidente de la Fundación de marras está muy indignado con lo que llama ley "liberticida", se siente como un proscrito y dice que "si es preciso" se marchará a un "país libre". Al oírle estas cosas me miro con pesar y me censuro la poca elegancia que tengo... No me parece de recibo en estos días básicamente aciagos mi risa floja, señor Chicharro, pero me lo pone muy difícil... Pruebe con Alemania y verá adónde los mandan a usted y al fürher... 

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