Los nacionalistas pierden la mayoría absoluta en el País Vasco
Los socialistas confirman su espectacular avance, el PP no retrocede tanto como se había estimado y UPyD entra en el Parlamento
El vuelco vasco que auguraban todas las encuestas fue certificado este primero de marzo en las urnas. El PNV perdió el referente mágico de los 38 escaños, en buena medida por el hundimiento de sus socios, mientras socialistas y populares logran unos espléndidos resultados que posibilitan el desalojo del nacionalismo. También será posible una alianza PNV-PSE aunque, a día de hoy, parece improbable.
Gana pero podría no gobernar. Juan José Ibarretxe llevó ayer a su partido, el PNV, a una nueva victoria electoral en el País Vasco con 30 escaños, aunque lo hizo a costa de los hasta ahora sus socios en el tripartito, Eusko Alkartasuna y Esker Batua, arrastrados hasta el descalabro por el voto útil. El PSE confirmó sus expectativas con un espectacular incremento de sus escaños desde los 18 que logró hace cuatro años hasta las 24 actas que le adjudica el escrutinio que casi con toda seguridad serán 25 cuando se recuente el voto de los emigrantes.
La sorpresa de la jornada la protagonizó Aralar al pasar de 1 a 4 escaños, aglutinando parte del voto de la izquierda abertzale ilegalizada que habría desoído el llamamiento de ETA al voto nulo, que aun así rondó el 9% frente al 12,4% que obtuvo la última marca radical, el PCTV, en 2005.
Tal vez movilizados por los espléndidos vaticinios que todas las encuestas adjudicaban al PSE y por la posibilidad real de que el nacionalismo perdiera el poder tres décadas después, los militantes del PNV otorgaron a Juan José Ibarretxe una nueva victoria en el País Vasco, una victoria engordada también por los votantes de sus dos socios en el tripartito, Eusko Alkartasuna y Ezker Batua, que sufrieron un importante descalabro. Tal vez porque muchos de ellos, en especial los militantes de la formación escindida, que han visto en Ibarretxe a su auténtico referente. Una victoria, sin embargo, insuficiente.
Con la aritmética de la noche electoral, Ibarretxe podría ser el primero en intentar formar gobierno aunque no alcanzaría los 38 escaños necesarios para la mayoría absoluta. Sumaría a sus 30, los 4 de Aralar, y los tres logrados por EA y EB. En total, 37.
Mucha mejor posición tendría el líder del PSE, Patxi López, quien sí tiene una opción alternativa: sumar sus provisionales 24 escaños a los 13 del PP y al representante de UPyD.
Sin embargo, López podría tratar de consolidar una mayoría aún más amplia con un Ejecutivo de coalición con el PNV. La posibilidad parece complicada porque el PSE ha advertido que no compartirá Gobierno con Ibarretxe y, en cierta medida, éste ha salido fortalecido.
Mención aparte merece el espléndido resultado obtenido por Aralar, la formación que lidera Patxi Zabaleta. Su parlamentaria hasta ayer, Aintzane Ezenarro, tendrá tres nuevos compañeros en el Parlamento. Recoge, como lo hizo antes en Navarra, apoyos de votantes de la izquierda ilegalizada desanimados tras el fracaso del proceso de paz.
Patxi López afirmó anoche que, ante el “éxito sin precedentes” logrado por su partido en las elecciones vascas, se siente “legitimado” para “liderar el cambio” y, por tanto, no renuncia a presentar su candidatura e intentar recabar los apoyos necesarios para ser “el próximo lehendakari del Gobierno vasco”.
El dirigente del PSE-EE se pronunció de esta manera en su comparecencia ante los afiliados y simpatizantes socialistas reunidos en el hotel bilbaíno en el que la formación siguió los resultados electorales, que calificó de “éxito sin precedentes” ya que suponen “los mejores” en unas elecciones autonómicas.
López, que se mostró convencido de que, “con el voto del exterior”, el PSE llegará a los 25 escaños, precisó que “se ha acabado el tiempo de los frentes, de la bronca y la exclusión”, para abrir “un nuevo tiempo político” porque, “a partir de ahora, vamos a decidir todos los vascos de común acuerdo lo que queremos”.
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