Elecciones

Pedro Sánchez es Polonia

  • Pablo Iglesias reivindica el PSOE de sus padres y Rajoy 'jubila' al candidato socialista. El presidente se da otro paseo por Sevilla y no se arrepiente de faltar al debate. Los populares sostienen en privado que quien mejor quedó fue Soraya... e Iglesias.

CADA vez que suena Wagner, me entran ganas de invadir Polonia. Woody Allen se refería, claro está, a Hitler, pero a por Polonia fueron dos: por el oeste, la Alemania nazi; por el este, el Ejército Rojo de Stalin, un país estrujado como la pasta de un sándwich entre fascistas y comunistas, un deshonroso pacto que se rompería con la Operación Barbarroja. Pedro Sánchez es Polonia, gentes más demócratas y más educadas que los dos dictadores, a cual de ellos más sangriento, le están entrando al PSOE por la derecha y por la izquierda. El PSOE tiene, o tenía, la gran bolsa del centro en España y a por ella van Ciudadanos y Podemos. Y Rajoy, que ayer, satisfecho de no haber asistido al debate, casi jubila al candidato socialista en Sevilla. "Ustedes -dijo el presidente en referencia a los socialistas-, lo que tienen que hacer es estar tranquilos una temporada, organizarse bien". En fin, una retirada. Más duro fue el templado Íñigo Errejón, el número dos de Podemos, quien desde Mallorca llamó a los socialistas a deshacerse de la "calamidad que os han puesto", en referencia a Sánchez. Como hace meses, los violetas han comenzado a atacar uno de los flancos socialistas, aunque esta vez desde una posición socialdemócrata: más Dinamarca que Venezuela, donde por fin ha caído la mentira populista.

Rajoy llevaba desde el viernes en Andalucía, que es el otro centro político de España. 61 escaños en juego, y la mitad se distribuyen en sólo tres provincias: Sevilla, Málaga y Cádiz. En las tres ha estado el presidente en este puente, incluida Doñana, que es una suerte de provincia aparte y desde donde vio a Soraya Sáenz de Santamaría en el debate del que se ausentó. Lo vieron nueve millones de españoles, el 48% de los que se sentaban frente a la televisión en esos momentos. "Lo ganó Soraya", comentó el presidente al llegar a la plaza del Salvador de Sevilla. No se arrepiente de haber faltado, le queda el cara a cara con Pedro Sánchez el próximo lunes, aunque no sabe con certeza si hubiese ganado el encuentro en Atresmedia: "Sí... O no. Eso nunca se sabe".

Una vez finalizado el debate, los partido se lanzaron a un último tiempo en el que también se construía el relato de quién pierde y quién ganaba. El del martes estuvo muy igualado, quizás nadie perdiese, pero la vicepresidenta jugaba en un campo que no era el suyo -sustituyó al presidente-, Albert Rivera estuvo nervioso en exceso y Pedro Sánchez pareció dejar pasar el tiempo, sin arriesgar, a la espera del cara a cara del lunes. Pablo Iglesias fue quien sacó más partido, no ejerció como un candidato a la Presidencia, pero mostró aplomo -el boli azul en la mano suplió la desnudez de la falta de atril- y fue el más certero, aunque patinó un par de veces. En una de ellas, con el 4 de diciembre, para el que se inventó un referéndum andaluz sobre su pertenencia a España. En el PP se reconoce que no estuvo mal; es decir, que fue el mejor, y es que Podemos tampoco va a robarle muchos votos más a Rajoy. En una entrevista radiofónica, Pablo Iglesias se envalentonó y, como Rajoy, también enterró a Sánchez: "Se ha quedado fuera de la carrera electoral". "Lo digo con amargura", impostó: "lo vi muy mal y lo lamento, porque el PSOE es el partido de mis padres y de mis abuelos".

El abuelo de Iglesias era militante socialista y el padre fue defendido por un abogado del PSP, José Bono, cuando fue detenido. Él reveló en Cádiz el viernes pasado que no se llama Pablo por casualidad y parece que en esta campaña se ha lanzado a refundar el PSOE desde otro partido.

Podemos ha recuperado la sonrisa tras el debate, la moderación que imprime Íñigo Errejón da sus frutos y ahora se han lanzado en lo que llaman "la remontada" a por el voto de los socialistas. Pedro Sánchez, que estuvo en Coruña, apeló a la "raza" de los socialistas. "Sentíos orgullosos del PSOE, sacad la raza que tenéis dentro", afirmó ante el auditorio gallego. Un viejo dirigente socialista andaluz, muy alejado de la organización, aunque observador perpetuo de su partido, explicó a este medio que uno de los valores de Sánchez es que está reivindicando, precisamente la historia de su partido. Zapatero se alejó de ello, desterró al felipismo, Susana Díaz hizo rompió con Chaves y Griñán, ambos lo hicieron por imperiosa necesidad, pero Sánchez ha vuelto a hablar en los mítines tanto de Felipe González como de Zapatero. Y eso gusta a la militancia.

Albert Rivera, que días pasados había hablado de la operaciónSalvar al soldado Sánchez, aseguró que tal estrategia había fallado, aunque desde Sevilla corrigió a Rajoy: "No daría por amortizado a nadie". El líder de Ciudadanos estuvo en Cádiz y en Sevilla acompañado de Inés Arrimadas, la joven jerezana que ha llevado a este partido al primer puesto de la oposición en el Parlamento catalán. En el palacio de Congresos de Sevilla, Rivera no llenó la amplia sala que sí completó Pablo Iglesias en enero, no más de mil personas en un aforo de 3.700. Los naranjas pincharon.

Tanto Ciudadanos como Podemos tiene problemas para romper el bipartidismo en Andalucía, el equilibrio entre los dos grandes se ha roto en Madrid, en Cataluña y en Valencia, pero resiste bastante en el sur, donde la victoria socialista puede ser sustancial para que el PSOE conserve su segunda posición en España. Si los de Susana Díaz flaquean, Polonia quedará repartida en dos.

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