¿Cómo le habrían ido juntos? Ésta es otra de las preguntas que la cita electoral de ayer deja sin respuesta, aquella cuyo enunciado trata sobre la confluencia frustrada de Podemos e Izquierda Unida.

Alberto Garzón es un candidato joven, serio, con buenas ideas, que ha hecho una gran campaña y que va a estar en el Congreso, pero no ha conseguido los objetivos que propuso para su partido: con sólo dos diputados, los dos por Madrid (el propio Garzón y su número dos, Sol Sánchez), IU queda lejos de conformar grupo parlamentario y está pendiente de la alianza con otras formaciones para conformar un grupo plural.

Tanto a la errada confluencia, como a los malos resultados de IU, trató de responder Garzón en rueda de prensa tras conocerse los resultados. "Nos hubiera gustado que el ejemplo de Cataluña y Galicia (donde ha habido plataformas de confluencia) hubiera sido extensible", dijo.

Habría que saber qué pensó ayer Cayo Lara, ex candidato de la coalición de izquierdas, el mismo al que se dirigió Pablo Iglesias hace sólo 18 meses para pedirle unas primarias en IU de cara a las elecciones europeas en las que, por su negativa, se engendró Podemos.

Para Garzón, la unidad popular con la que ha tratado de comparecer en estas elecciones generales es "el único camino" para transformar la sociedad y derrotar al bipartidismo que, históricamente, han representado PP y PSOE. Y pese a "los elementos negativos" de los comicios, quiso enviar un "mensaje de optimismo", porque consideró que se ha sembrado "un germen esperanzador".

"Hay que mirar a Cataluña y Galicia para darse cuenta de la potencialidad cuando se trabaja colectivamente en un proyecto rupturista. Ésa será la base de las reflexiones a partir de mañana", dijo después de haber abanderado durante meses la apuesta por una convergencia por Podemos que finalmente no fue posible.

De vuelta al tiempo presente, sólo quedaba aceptar los resultados. "Nos propusimos el grupo parlamentario y no lo hemos conseguido", reconoció Garzón. El candidato de IU admitió que el resultado "no les gusta", pero se comprometió a seguir "luchando".

IU, pese a Garzón, vuelve a una realidad que le es conocida. Ya tuvo sólo un diputado en el Congreso en 2008, Gaspar Llamazares, y tres en 2004, uno de ellos de Iniciativa per Cataluña. IU perdió ayer además la representación en Asturias, feudo histórico donde hasta la fecha siempre había obtenido representación.

Los once diputados que consiguió en 2011 parecen hoy un espejismo. Pero IU puede volver a ser decisiva.

Si hay empate entre bloques, sus dos diputados pueden ser importantes. Para Garzón, todavía es muy pronto. Muy emocionado por el apoyo de unas 50 personas que acudieron a la sede, Garzón concluyó que hablar de pactos es "muy precipitado" pero, en cualquier caso, dijo que cualquier eventual acuerdo pasa por hablar de programa. IU está herido, pero no ha muerto.