"Donde las dan, las toman", concluía ayer un parlamentario andaluz al comprobar cómo Pedro Sánchez no había contado con ninguno de ellos para el equipo negociador que hablará con los otros partidos sobre la formación de Gobierno. Es más, según algunas fuentes del partido en Madrid, el secretario general no mantendrá una comunicación especial con Susana Díaz sobre el estado de los pactos ni ninguno de sus colaboradores informará del día a día a sus colegas andaluces. La razón, se explica, es que se ha roto la confianza por lo sucedido durante las últimas semanas, y es que se culpa al PSOE-A de intentar boicotear el liderazgo de Sánchez para armar un Gobierno.

El líder del PSOE presentó ante su grupo parlamentario a los seis negociadores, y ninguno de ellos es andaluz, a pesar de que el partido de Susana Díaz es la federación más potente del país. Desde el pedrismo interpretan esta marginación como una señal inequívoca de que Sánchez ya no cuenta con Susana Díaz para nada. "Se ha olvidado de ella", apuntan desde las cercanías del secretario general. Hay que considerar que, hasta ahora, la presidenta andaluza lograba colocar a sus hombres en la dirección de Madrid a pesar de sus diferencias con Sánchez; el número tres en el Congreso es el malagueño Antonio Heredia, secretario del grupo, y el tres en Ferraz es el sevillano Antonio Pradas, secretario de Política Federal, pero al parecer este tipo de cortesías se han acabado.

Así lo interpretan desde Madrid, y citan como un particular Rubicón las intervenciones de Susana Díaz y del portavoz parlamentario, Mario Jiménez, en el comité federal. La de éste último fue especialmente, bronca, hasta el punto de que fue abucheado por algunos de los asistentes cuando juzgó que la memoria de los represaliados socialistas no había sido bien defendida después de que Pablo Iglesias comparase al PSOE con el búnker tardofranquista. Pero más grave que el contenido, se juzga que alguien del comité hubiese grabado a los compañeros y filtrase los audios de las intervenciones críticas con el secretario general. No se señala a los andaluces, pero sí a alguien interesado en socavar la credibilidad de Sánchez. Susana Díaz se expresó en el comité del sábado como otros barones, quizás con más claridad, sobre su oposición a la coalición con Podemos y al posible "peaje" de los independentistas, pero aludió a la frase que Sánchez pronunció la noche electoral cuando juzgó el resultado como "histórico". "Histórica", dijo Díaz el sábado en respuesta, fue la derrota, el peor resultado de la historia del PSOE. Fueron unas palabras directas contra la valoración del secretario, la misma que hace posible que Sánchez lidere ahora la formación de un Gobierno.

Pedro Sánchez no se fía de Susana Díaz, explica uno de los dirigentes cercanos al secretario general, porque entiende que la presidenta ha ido explicando a personas con poder en otros ámbitos que no es partidaria de un acuerdo con Podemos y que haría todo lo posible para impedirlo. Uno de los hitos iba a ser este Comité Federal, que según estas mismas fuentes también se había convertido en una esperanza de Mariano Rajoy para parar los pies a Sánchez. El pedrismo opina que ha cruzado una línea roja y que no sólo ha puesto en entredicho al secretario general, sino al propio partido. La opinión del otro bando es, prácticamente, la misma, que con lo que Sánchez juega es con la unidad del PSOE.

Varias fuentes digamos que veteranas sostienen que, en efecto, nunca habían asistido a tal nivel de enfrentamiento sin que nadie ejerciese ahora de "puentes". El PSOE está acostumbrado a rivalidades como ésta, pero siempre había federaciones que lograban mediar. Esto no ocurre ahora, si acaso el extremeño Guillermo Fernández Vara, aunque éste se opone, de modo radical, a que Sánchez sea presidente del Gobierno con la abstención de los independentistas. "Nos matan", dijo el sábado en el comité.