España

De Cospedal y Sáenz de Santamaría admiten que en el PP hay gente que "no está a gusto"

  • La número dos popular dice que los discrepantes no le preocupan porque no tienen capacidad para crear "un gran proyecto para el PP".

En el PP sigue habiendo discrepancias internas y un grupo de disidentes que "no están a gusto" con su situación dentro del partido y actúan contra la dirección que encabeza Mariano Rajoy. Así lo volvió a denunciar la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, que ya el pasado fin de semana afirmó que dentro del partido hay "algunos cobardes anónimos que reman en contra". En todo caso la número dos de los populares señaló que estos discrepantes no le preocupan lo más mínimo ya que no son personas con "capacidad" para crear "un gran proyecto para el PP, ni para la sociedad española". En un tono mucho más conciliador se expresó la portavoz del PP en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, que también reconoció las discrepancias en el seno del PP pero intento quitarle hierro al asunto y señaló que "en todos las familias hay gente que no piensa igual".

Casi cinco meses después del Congreso Nacional celebrado en Valencia en el que parecía que todas las heridas abiertas tras la derrota electoral quedaron restañadas, las aguas vuelven bajar algo revueltas en Génova tras las declaraciones de De Cospedal el pasado fin de semana denunciando la existencia dentro del partido de "cobardes anónimos" que reman "en contra" del rumbo marcado por la dirección de Rajoy. Hoy, la secretaria general de los populares matizó sus palabras y señaló que lo hay en el PP no es un "auténtico sector crítico", sino "personas que no están a gusto con su situación, que les gustaría quizás ocupar otras responsabilidades y lo les gusta como se están haciendo las cosas".

"Estamos hablando de ocho o diez personas, no estamos hablando de un sector", insistió la número dos del PP, que no quiso dar ningún nombre porque "no es necesario dar más datos". Interrogada sobre si se refería a 'algún zaplanista' aseguró que no estaba refiriendo para nada "al señor Zaplana, que como todo el mundo sabe está alejado de la política" pero sí señaló que se trata de personas que "pueden pertenecer a antiguas familias o sectores" del PP que hacen "una labor callada y constante".  

Lo que sí quiso dejar claro De Cospedal es que estas personas no le causan "la más mínima preocupación" ya que ninguno de estos críticos con la actual dirección del partido tiene, a su juicio, "capacidad para tener un gran proyecto para el PP y, desde luego, un gran proyecto para España". "Es una cuestión de ámbito interno del partido, tampoco hay que darle mayor trascendencia de la que tiene y estoy convencida de que la mayoría de la militancia no está con ellos", zanjó.

Mucho más conciliadora estuvo Soraya Sáenz de Santamaría, la otra mujer de confianza de Rajoy y sucesora de Zaplana, que defendió la labor de sus compañeros en el Congreso pese a reconocer que "en todas las familias hay gente que no opina igual" y el PP no es una excepción. "Me siento muy contenta con el trabajo de mi grupo, que es lo que me importa", afirmó en rueda de prensa la portavoz del Grupo Popular en la Cámara Baja, que dijo estar abierta "a todo tipo de críticas", especialmente a las "constructivas".

Además, Sáenz de Santamaría repitió en varias ocasiones que la reunión que el Grupo Popular celebró este mediodía no fue un encuentro "extraordinario", sino que tenía como objetivo preparar el debate y de las votaciones del proyecto de Presupuestos para 2009 que arrancó esta tarde en el hemiciclo. 

Pero a pesar del claro afán conciliador de Sáenz de Santamaría parece que entre los parlamentarios populares hay quien se ha sentido aludido y molesto por las palabras de Cospedal. Así, pocos minutos antes de asistir a esta reunión el diputado del PP por Toledo Alejandro Ballestero aseguró que "pensar diferente" dentro del partido "nunca" supone "remar en contra" de él y quiso dejar claro que no se considera ningún "cobarde anónimo".

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