Isabel Pueyo | Especialista en Dermatología y Venereología

"Nadie está libre de contraer una infección de transmisión sexual"

La doctora Isabel Pueyo.

La doctora Isabel Pueyo. / José Ángel García

Defensora de la sanidad pública. Natural de Cantillana (Sevilla), la doctora Isabel Pueyo atesora una dilatada trayectoria profesional vinculada a la detección, tratamiento y prevención de las enfermedades de transmisión sexual. Su padre, agricultor, le animó desde siempre a estudiar. Y así lo hizo convirtiéndose en una de las primeras mujeres doctoras en su municipio. Defensora de la sanidad pública, Pueyo ha disfrutado mucho con su trabajo en el que ha ejercido de dermatóloga, psicóloga y amiga de sus pacientes. “Las palabras también tienen capacidad para sanar”, explica la veterana doctora. Jubilada, Isabel Pueyo recuerda los años duros del VIH como los más impactantes de su carrera. Desde hace unos meses observa, con preocupación, el futuro de la asistencia a las enfermedades venéreas.

–Las enfermedades venéreas han acompañado desde siempre a la humanidad. ¿Por qué no se ha logrado su erradicación?

–Nadie está libre de contraer una infección de transmisión sexual. Una mujer puede estar tan tranquila en su casa; y resulta que su marido mantiene sexo con otra persona. Termina contagiado y lleva el regalito a su pareja; o viceversa. Hoy en día es aún más complicado... están las app. Por ello, hay que diagnosticar, tratar, prevenir y educar.

–¿A qué ‘app’ se refiere?

–Las aplicaciones de citas. Ahora no es necesario ni siquiera salir ni ligar. A través de una app hay personas que se citan para tener sexo sin conocerse. A veces, incluso, en grupo.

–¿Sin preservativo?

–Desde hace años lamentablemente el preservativo ha entrado en desuso, a causa de la pérdida del miedo al sida. La llegada de tratamientos que logran controlar al virus parece que ha llevado a muchos a dejar de usar el preservativo. A finales de los 90 y principios de 2000 los casos de sífilis activo eran raros en las consultas, pero a partir de esos años comenzaron a aumentar, a medida que la población se relajó en el uso del preservativo.

–¿Algún grupo o clase social está libre del contagio?

–Nadie está libre. En mi consulta he visto a personas de todas las condiciones.

–A finales de los 80 fundó el Centro de Prevención, Diagnóstico y Tratamiento de Infecciones de Transmisión Sexual en Sevilla. ¿Qué le impulsó?

–A mediados de los años 80 un grupo de dermatólogos y microbiólogos organizamos unas jornadas nacionales sobre estas enfermedades, e invitamos al consejero de Salud que entonces era Pablo Recio. Le impactó y decidió crear una red de centros. Me propusieron el proyecto y acepté. Me quedé coordinando el centro de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) de Sevilla.

–Hace meses los responsables del SAS decidieron desmantelar este centro. ¿Qué opina?

–Me preocupa que estas enfermedades queden desatendidas. La salud y la educación sexual son muy importantes. Están desmantelando la sanidad pública.

–¿Qué está en juego?

–Nos vamos a quedar muy indefensos. Piense en EEUU, donde muchos enfermos mueren porque no pueden pagar especialistas ni tratamientos. O bien en las familias que se tienen que hipotecar para pagar un tratamiento médico. Tenemos que defender la sanidad pública. Funciona gracias a los profesionales; no por los políticos de turno, desde luego.

–La Junta de Andalucía anunció que las ITS serán atendidas en los centros de salud. ¿Qué le parece?

–Los centros de salud no pueden asumirlo todo. Los médicos de familia y las enfermeras de Atención Primaria no pueden asumir la asistencia a estos enfermos.

–¿Por qué?

–Los centros de salud ya están saturados. En muchas consultas los pacientes tienen que esperar hasta quince días para lograr una cita con su médico. ¿Cuánto tendría que esperar si además tiene que someterse a una analítica, conocer los resultados y ser visto por un dermatólogo? Meses. Además, el Centro ITS de Sevilla está ideado para atender a los enfermos y a sus parejas. Si una persona con sífilis es promiscua y no está diagnosticada puede propagar con mucha facilidad la enfermedad. En el centro ITS se rastrea a los contactos sexuales. Pregunto: ¿Pueden los médicos de familia hacer estos rastreos? Es inviable.

–¿Cómo funcionaba su consulta en el Centro ITS?

–En mi consulta trabajaba con un microscopio. Contaba con un laboratorio básico y, además podía enviar los resultados a un laboratorio de primer nivel.

–¿Hay que ser especialista para tratar estos casos?

–Además de contar con un laboratorio propio, es necesario conocer muy bien los patógenos y cada una de estas enfermedades; además de tener capacidad de hacer un diagnóstico diferencial de otras patologías genitales que no son infecciosas.

–¿Por ejemplo?

–Por ejemplo. El gonococo es muy listo. El especialista tiene que reconocerlo y decidir cuál es el antibiótico más apropiado. Si el médico no tiene este conocimiento, el paciente puede recibir distintos tratamientos que no logran controlar la infección. El gonococo se puede hacer resistente y causar complicaciones.

–¿Algunos casos son asintomáticos?

–Sí.

–¿Qué ocurre si se retrasa el diagnóstico?

–Una clamidia o una sífilis sin tratar pueden desencadenar complicaciones, a veces muy serias. Y esto se traduce en sufrimiento para el paciente; y en un sobrecoste para el sistema sanitario.

–¿Por qué?

–Una sífilis puede provocar problemas neurológicos; y una clamidia puede llevar a un embarazo ectópico, un riesgo vital para la mujer. Todo ello se traduce en ingresos, tratamientos hospitalarios, bajas laborales, etcétera. Si se diagnostica a tiempo, una clamidia es tratada simplemente, con antibióticos.

–¿Cómo se debe avanzar?

–La educación sexual y la prevención son las mejores herramientas frente a estas enfermedades. En el Centro ITS también hemos trabajado mucho en esta línea. Quien no lo vea, está ciego. Si quieren modernizar esta asistencia, adelante; pero con inversión y profesionales. En lugar de desmantelar el centro ITS; deberían invertir en él.

–¿Algún caso que le haya impactado?

–Al principio, el VIH. Las personas se caían en la consulta al conocer el diagnóstico. Era desgarrador. Los primeros años del VIH fueron muy duros hasta que llegaron los tratamientos capaces de controlar al virus,

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