Alberto Martín: "Quise terminar mi carrera en un ataúd y vestido de gala"

Ertzaina jubilado, dirige desde Sevilla la Asociación Preventiva del Suicidio Policial, con la que ayuda a agentes que pensaron en quitarse la vida

Alberto Martín.
Alberto Martín. / Juan Carlos Vázquez
Fernando Pérez Ávila

25 de agosto 2025 - 06:59

Alberto Martín fue ertzaina durante más de dos décadas. Iba para jugador de fútbol y destacaba en la cantera del Athletic Club de Bilbao, pero renunció a este sueño el día que vio cómo moría quemada la madre de un amigo. Se hizo policía y entró en la fuerza autonómica vasca, donde desempeñó tareas muy complicadas en los años de plomo. Fue el enlace de la Ertzaintza con la familia de Miguel Ángel Blanco. Sobrevivió a un atentado y por prescripción médica recaló en Sevilla. Los médicos le recomendaron vivir en una ciudad con un clima cálido y seco. Aquí fundó la Asociación Preventiva del Suicidio Policial, con la que ayuda a policías que han pensado quitarse la vida.

Pregunta.¿Cómo han evolucionado los suicidios en las Fuerzas de Seguridad en el último año?

Respuesta.Desgraciadamente han subido. Llevamos 15 en lo que va de año. El pasado tuvimos 18, pero faltan unos meses aún para terminar 2025. El pico más alto fue en 2016 con 47. Este año no se ha hecho nada ni se ha invertido nada en prevención de la gestión emocional de los miembros de las fuerzas de seguridad.

P.¿Qué puede hacer un policía cuando piensa en quitarse la vida?

R.Los protocolos siguen siendo los mimos. Llamar al 024, que es casi un teléfono de la esperanza. Es un teléfono que el Ministerio del Interior concedió a dedo a la Cruz Roja y prácticamente se ha convertido en un call center. A veces lo coge una persona que tiene una cualificación y otras veces no. Si llamas, viene una ambulancia, te recogen, te llevan a un hospital y se acabó.

P.Supongo que las Fuerzas de Seguridad no son más que un reflejo de la sociedad, pero con un arma de fuego a mano es más fácil quitarse la vida...

R.Es lo que se llama una acción explosiva. Hay mucha gente que tiene depresiones, problemas de salud mental... pero un tanto por ciento elevado de los suicidios son acciones explosivas, por una noticia o situación que no sabemos gestionar de forma correcta y buscamos la primera herramienta que tenemos a mano, que es el arma de fuego, ya sea reglamentaria o particular. Con esas armas se cometen el 72% de los suicidios en la Policía.

P.Muchos de ellos son en el puesto de trabajo, ¿por qué?

R.El puesto de trabajo es al fin y al cabo nuestra zona de comfort. Es como nuestra segunda casa, y a veces es hasta la primera. Es donde queremos acabar. A mí, de hecho, me hubiera gustado terminar mi carrera profesional en un ataúd y vestido con el uniforme de gala. Los policías nos sentimos muy arraigados en nuestras comisarías.

P.¿Cuánto influye la peculiaridad del trabajo policial en los suicidios?

R.Influye casi en un 90%. Por la turnicidad, falta de formación, falta de reconocimiento a esa labor extraordinaria. No nos olvidemos de que los policías y los servicios de emergencia, cuando hay una catástrofe, corremos siempre en dirección contraria al resto de la ciudadanía. Y lo hacemos con vocación de servicio público.

P.Los planes de prevención del suicidio policial vienen todos de sindicatos y asociaciones privadas, ¿no hace falta una mayor implicación de las instituciones públicas?

R.Conozco a muchos de los que hoy en día están en el Congreso de los Diputados. Alguno de ellos ha vivido en mi casa cuando estaba amenazado por ETA. Son políticos profesionales, no tienen la vocación de servicio público muy en boga. No me desespero, pero sí que pienso que es una labor que las instituciones públicas no hacen y la tenemos que hacer las privadas, cada vez con más energías y aciertos.

P.Esa inversión pública se echa en falta no sólo en el ámbito policial, sino para combatir el suicidio en general, ¿no cree?

R.En todos los ámbitos. El año pasado 4.017 personas se quitaron la vida, de las cuales un 10% son menores y un 12% mujeres. Hablamos mucho de igualdad, de paridad, de inversión en salud, pero lo que se hace es derivar dinero de un lado a otro, y eso nada tiene que ver con ninguna función pública. A día de hoy no quieren hacer ninguna inversión ni reconocer lo que está pasando, que es una falta de previsión y de formación hacia la prevención de la salud mental.

P.¿Cuál es la ratio de psicólogos por agentes en la Policía?

R.En España son cinco psicólogos por cada 100.000 habitantes. En la Policía hay un psicólogo por cada 1.000 policías. Esto habla por sí solo. Como mucho, puede atender a un agente tres veces al año. No puede hacer nada más. Y para la ciudadanía en general es igual. Lo que quiere decir que, o tienes dinero, o te ves condenado a la química milagrosa, lorazepam o diazepam...

P.¿Y cuántos de esos psicólogos son especialistas en el ámbito policial?

R.Sólo conozco a dos en toda España. Uno es Fernando Pérez Pacho, que es psicólogo clínico doctorado en psicología policial y es nuestro psicólogo de cabecera. El otro es Alfonso Sáez de Ibarra, que trabaja para la Ertzaintza y se fue a Irlanda del Norte a ver cómo se gestionaba el fin de la lucha armada y cómo las instituciones ayudaban a policías que habían dado lo mejor de sí mismos hacia la ciudadanía y los habían olvidado. Estas dos personas deberían ser escuchadas en el Congreso de los Diputados.

P.Pongamos el caso de su asociación, que sólo se mantiene con una cuota de diez euros al mes que pagan sus socios, ¿qué prevención se puede hacer con ese dinero?

R.Casi todos los que estamos en la asociación hemos tenido ideación suicida, por el trabajo que hemos desempeñado, que en algunos casos han sido labores muy tristes. También muy gratas, ¿eh? pero la gestión emocional no es siempre la adecuada, porque nadie nos ha preparado para ello. Nos demanda el Ministerio de Trabajo, el de Salud, el de Interior... pero cuando llegamos y nos sentamos lo único que quieren es que trabajemos de forma altruista, que cedamos nuestro trabajo y ellos se pongan la medalla. No vamos a permitir que gente que no está preparada ni cualificada, y no tiene estudios como estamos viendo últimamente con esos currículos inflados, nos quiten la labor que desarrollamos. Yo soy sociólogo, pero también tenemos en la asociación psicólogos y psicólogos clínicos.

P.¿Este problema es común en otros países?

R.Así es. Francia es el país con la ratio más alta de suicidios en la Policía, por la violencia inusitada que hay. Hace dos años recibimos el premio al mejor plan de readaptación de la prevención del suicidio en Europa. Una asociación que está ubicada en Sevilla y no tiene ninguna subvención ni ayuda. Esto indica claramente que no existen protocolos.

P.¿Hay algún perfil concreto del policía que se quita la vida?

R.No lo hay. Cada caso es diferente y hay que estudiarlo.

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