Olea Sylvestris busca producir en la Sierra de Cádiz un aceite tan bueno para la salud que se venderá con prospecto
Diputación concede una subvención de 120.000 euros para desarrollar este proyecto basado en las características singulares del olivar de montaña
El alto contenido en polifenoles de Virens es el principal factor que lo convierte en un "ibuprofeno natural", según Luis Lucero
El oro líquido de la Sierra de Cádiz vuelve al escaparate de Olivera

El aceite de oliva virgen extra que se produce en la Sierra de Cádiz tiene unas características que lo hacen diferente. Un proyecto capitaneado por Luis Lucero, de la asociación Olea Sylvestris, pretende demostrar que es tan bueno para la salud humana que es capaz de prevenir enfermedades y va a divulgar el apoyo científico que respalda que se trata de un "ibuprofeno natural". La Diputación de Cádiz anuncia la concesión de una subvención que alcanza los 121.090 euros para que pueda desarrollar tanto el producto, Virens, como la propagación de sus bondades.
Olea Sylvestris es consciente de que en el aprovechamiento de las cualidades biosaludables del aceite de oliva virgen extra y del sabor único del producido en el olivar de montaña propio de la Sierra de Cádiz está el futuro de una industria que, de forma directa o indirecta, implica a miles de familias en este territorio. Entre las peculiaridades que presenta este cultivo de montaña es que está escasamente mecanizado por la orografía del terreno, lo que dificulta la recogida de la aceituna, pero es precisamente la singularidad del terreno, unida al clima de la zona, lo que hace que se consiga un producto de indudable calidad, aunque con una estructura de costes que no puede mantenerse por mucho más tiempo.
La asociación defiende que este aceite de oliva, cultivado, tratado, envasado y comercializado de la forma correcta, se puede convertir en una auténtica medicina natural capaz de prevenir enfermedades aún hoy sin cura, por lo que desde Diputación defienden para respaldar este proyecto que estamos ante un producto con potencial para revolucionar el mundo de la salud y convertirse en factor de transformación social.
La proliferación de cultivos intensivos y súper intensivos, la bajada de precios y la amenaza de aranceles han llevado a Olea Sylvestris, compuesta por pequeños agricultores y ciudadanos interesados en los productos alimentarios locales, a buscar alianzas que hagan posible el gran proyecto que se traen entre manos desde hace meses: conseguir la producción de un aceite de oliva virgen extra de montaña rico en polifenoles, un producto pensado para la mejora de la salud humana como clave para la competitividad del sector.
Producir muchos polifenoles
Los biofenoles o polifenoles son compuestos de origen vegetal con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, lo que traducido resulta ser “un ibuprofeno natural”. Estos biofenoles son para las plantas “como los anticuerpos en los seres humanos”, explica Luis Lucero, y el olivo mediterráneo los genera como respuesta al estrés hídrico, la debilidad del suelo o la altitud, además de responder a un factor genético de esta especie arbórea. El objetivo pues, pasa por conservarlos en la mayor proporción posible dentro del aceite que consumimos.
Tal y como explican desde la Diputación de Cádiz, para conseguir mantener esos polifenoles hay que cuidar todo el proceso, desde la recolección de la aceituna hasta su transformación en la almazara, además del envasado. Se precisa para ello no sólo de investigación científica, sino de una maquinaria especializada y diseñada expresamente para que este colectivo, con sede en la Finca Las Lajas de Zahara de la Sierra, pueda avanzar en su producción. “Este aceite será más caro, pero merecerá la pena”, argumenta. Gracias a la subvención de la Diputación de Cádiz, Olea Sylvestris ya cuenta con equipos diseñados expresamente para el proyecto y que ya se han instalado. Máquinas específicas para la regulación y conservación de la aceituna, el batido conservador de polifenoles o para el llenado de aceite en condiciones controladas. Y ya se trabaja en las siguientes fases del proyecto, donde se incidirá en cuestiones como el etiquetado y la generación de documentación didáctica y científica.
Por el momento, se está trabajando en la identificación de las especies de olivos con mayor potencial en la producción de biofenoles. Este estudio es fundamental teniendo en cuenta que en la Sierra de Cádiz tienen presencia un gran número de las variedades de aceitunas autóctonas de Andalucía (picual, hojiblanca, verdial, manzanilla, lechín).
El respaldo científico
La Unión Europea impone una serie de requisitos para poder incluir en la etiqueta de los productos que los mismos contienen propiedades beneficiosas para la salud humana. En el caso que ocupa a este proyecto, se especifica que el aceite de oliva debe contener polifenoles en un mínimo de 250 partes por millón (ppm). Según análisis que se han llevado a cabo ya con el aceite producido en la campaña 2024-2025 con la colaboración del Departamento de Química de la Universidad de Córdoba, se han obtenido unos resultados “muy prometedores”, revela Luis Lucero, una presencia de polifenoles “realmente asombrosa”.
El proyecto cuenta ahora con personal técnico experto para desarrollar el proyecto. Raquel Fernández y Andrea Arlin se han sumado a esta iniciativa para exponer los beneficios que un aceite de oliva alto en polifenoles puede tener en la salud humana. Aluden a dos estudios clínicos que investigan el impacto de la dieta mediterránea en la salud cardiovascular, tanto en personas con enfermedad cardiovascular como en personas que no la padecen, Cordioprev y Predimed, respectivamente. Los estudios inciden en la capacidad de la dieta mediterránea en la prevención de eventos cardiovasculares, pero profundizan en las consecuencias de un mayor número de polifenoles sumándole propiedades como ayudar contra la neurodegeneración (prevención del alzhéimer) o su importancia en la prevención del cáncer de mama, entre otros beneficios potenciales.

Para difundir estos descubrimientos van a crear una base de datos de código abierto con estudios científicos relativos a la conveniencia de la dieta mediterránea y el impacto positivo de los polifenoles en la salud humana. De esta forma, se va a habilitar la primera biblioteca digital donde cualquier persona podrá consultar una importante cantidad de estudios publicados en revistas científicas relacionados con el consumo de AOVE (aceite de oliva virgen extra) y su influencia en las enfermedades humanas.
Por otro lado, está previsto que en el mes de noviembre de este mismo año 2025 se celebre un congreso científico con expertos en el que se divulgarán los resultados obtenidos en este proyecto. Luis Lucero prefiere mostrarse cauto, pero se trata de un trabajo pionero en su campo y él mismo es consciente de las repercusiones que puede tener no sólo a nivel alimentario, sino también médico e incluso farmacológico. Tanto es así que el envasado de este aceite rico en polifenoles irá acompañado de un prospecto.
La comercialización de Virens
La intención no es que este producto compita en precios con los aceites de oliva que las grandes multinacionales colocan en los lineales de los supermercados porque es imposible. Desde Olea Sylvestris están convencidos de que hay un gran público interesado en cuidar su salud a través de la alimentación y es ahí donde se encuentra su nicho de mercado, el de quienes están dispuestos a pagar más por un producto de calidad, de sabor exquisito y que a la vez es beneficioso para la salud. Será quizá uno de los momentos clave a la hora de medir el éxito de este proyecto, el de la penetración en el mercado de Virens (verde en latín), que será el nombre de este especial aceite de oliva virgen extra de montaña de la Sierra de Cádiz.
Pero más allá de la búsqueda de un producto de indudable excelencia, la asociación sin ánimo de lucro Olea Sylvestris tiene otro objetivo, que pasa por el desarrollo sostenible y la revitalización económica de la provincia de Cádiz. En una comarca amenazada por la despoblación y el consiguiente abandono de explotaciones agrarias o ganaderas de escasa rentabilidad, como es el caso de los olivares de montaña, es esencial fortalecer estos sectores que dan sustento a gran parte de la población. Y esto pasa por reinventarse, por introducir tecnología e innovación en los procesos productivos, por recuperar y atraer el talento joven –como el de Raquel Fernández y Andrea Arlin-. Y todo ello, con la base de la sostenibilidad, el respeto a la cultura, las tradiciones y el patrimonio de los pueblos como reclamo para el desarrollo económico y, por supuesto, turístico.
También te puede interesar
Lo último
EN COLABORACIÓN CON CÁMARA DE COMERCIO DE ESPAÑA