Fútbol l Liga de Campeones

"No vamos a ninguna guerra"

  • El Atlético de Madrid se muestra tranquilo ante el partido de mañana en Marsella pese al clima bélico, que intentó calmar el presidente del club galo, Pape Diouf

El Atlético de Madrid afronta mañana un complicado día en el estadio Velodrome del Olympique de Marsella, donde habrá un clima casi bélico tras la detención y condena del hincha Santos Mirasierra a tres años y medio de cárcel. El entrenador y los jugadores atléticos se declararon confiados y poco preocupados. Diversas personalidades francesas han intentado mediar en el asunto, desde Zidane a Pape Diouf, presidente del OM, que el sábado, con motivo del partido ante el Niza, pidió desde el césped y micrófono en mano calma a los suyos.

"¿Yo miedo a es un partido de fútbol, vamos a un país y a una ciudad civilizados, que no están en estado de sitio... Nuestro objetivo es de ir a ganar", dijo Javier Aguirre, después de su victoria en Gijón ante el Sporting.

El partido de mañana está considerado de alto riesgo tras la condena de tres años y medio al hincha marsellés por los sucesos en el Atlético-Olympique, el 1 de octubre en el Vicente Calderón, un veredicto unánimemente condenado en Marsella.

"No vamos a ninguna guerra, iremos a Francia para ganar y quedar primeros del grupo", declaró Agüero. Mientras que el Atlético sólo se juega el puesto en el grupo de D de la Liga de Campeones, el OM necesita ganar para poder participar en la Copa de la UEFA, tras perder todas las opciones de pase.

"Vamos muy tranquilos a Marsella, sólo es un encuentro de fútbol y vamos a ir a intentar ganar", dijo Maxi Rodríguez. Sin embargo, el ambiente no da pie a ninguna confianza. Hasta el presidente del OM, Pape Diouf, se vio obligado a hacer un llamamiento a la calma el sábado, ante la llegada de los colchoneros, mientras que el Atlético afirmó haber recibido mensajes electrónicos con amenazas de los hinchas marselleses.

El equipo madrileño, cuyo presidente Enrique Cerezo se manifestó "preocupado", llegará el mismo día del partido, acompañado por cinco policías y altos directivos del deporte español, y regresarán la misma noche después del encuentro. La delegación madrileña y sus acompañantes se instalarán en un gran hotel de la ciudad desde su llegada, mañana a mediodía, y tendrán prohibido salir antes de trasladarse al estadio.

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