¿El último reverso de Iverson?

Baloncesto l NBA

El base amaga con retirarse tras su fuga de Memphis · Muchos ven acabado ya al genio de apenas 1'80 que llevó a Philadelphia a su último gran baile · Su carácter rebelde le hizo líder de una década y ahora le sepulta

Iverson se dispone a chocarla con Mutombo, en su mejor época con los Sixers, en 2001.
Iverson se dispone a chocarla con Mutombo, en su mejor época con los Sixers, en 2001.
Alessio González / Algeciras

30 de noviembre 2009 - 05:02

¿Se le acabó el baloncesto a Allen Iverson? ¿Fue su fuga de Memphis el punto y final a una historia de cine con final esperpéntico? No hay respuestas para el futuro del bueno de The Answer. Un escueto comunicado a través de la web de Stephen A. Smith-periodista del Philadelphia Inquirer- anunció la mañana del pasado jueves la retirada del base. Fue un shock para el mundillo de la canasta, que horas después vio cómo el propio columnista descolgó las zapatillas de su amigo Iverson. "Sólo quiere cariño y que le digan que vuelva", sorprendió Smith, improvisado portavoz del ex de Philadelphia, Denver, Detroit y, por unos días, de Memphis.

El sino de Iverson se riza en los últimos latidos de carrera de un tipo de apenas 1'80 que cambió el básket, al menos a su manera, y que nunca dejó indiferente a nadie. El de Virginia es un fenómeno en extinción que para muchos ya perdió su chispa, su sello, hace un par de temporadas, cuando abandonó el templo sagrado de Philly para buscar la gloria en casa ajena, en los sobrecargados Denver Nuggets. Allí murió el jugador-mito para los más puristas. Allí empezó a dar bandazos un prodigio del baloncesto que siempre había mantenido su conocida ficha policial al margen de las canchas.

Ahora todo se cierne incógnita sobre el '3', sobre quien no cesaron rumores tras su espantada de Memphis (decían que rumbo a los Knicks). Iverson recaló este verano en los Grizzlies de Marc Gasol. En la franquicia de Elvis apenas jugó tres partidos de competición porque llegó lesionado. El base no aceptó ser carne de banquillo en un equipo joven, en el que no escasean los talentos de perímetro con hambre. AI se quitó de enmedio. Fue a Atlanta a resolver problemas de índole familiar o eso dijo al estilo del que va a comprar tabaco. Se le acabó la paciencia.

No vino a la NBA para ser uno más. Sus tatuajes por todo el cuerpo se lo recuerdan constantemente. Only strong survive (Sólo el fuerte sobrevive) es su lema grabado sobre un brazo. Sus logros siempre le avalaron desde que dio el salto a la profesionalidad. Antes había sido un valorado quarterback de fútbol americano en el Instituto Bethel de su nativa Hampton. Pero en 1994 John Thompson le convenció para que se uniera a los Hoyas de Georgetown. Fue su padre deportivo porque le enseñó la disciplina, el código de honor dentro de un parquet. Deslumbró como defensor y máximo anotador de la historia de la universidad y entonces le llegó la hora del draft. Primera elección en 1996 por unos Philadelphia 76ers a la deriva.

El impacto de Allen Iverson en la NBA resultó brutal. Se metió a la grada de los Sixers en el bolsillo con una temporada de rookie demoledora (con más de 20 puntos por partido, MVP del rookie All star, show en el concurso de mates y el preciado premio al mejor novato del año). El base encajó como la piedra angular que generó el renacer de la franquicia ubicada en la ciudad del amor fraternal.

Mientras una generación saboreaba los últimos coletazos en los Bulls del más grande, otra más joven, ávida de baloncesto, creció viendo a un bajito luchar contra el orden establecido. Los reconocimientos hacia Iverson tocaron techo cuando él solo -literalmente- llevó a Philadelphia a la gran final en 2001. Metió a un discreto equipo en el gran baile. Pocos han alcanzado esa cima. Los Sixers fueron apisonados por aquellos Lakers de O'Neal y Bryant, pero la Liga premió a su rebelde favorito como el MVP de la temporada regular.

Su interminable lista de galardones congrega diez participaciones en el All star y cuatro títulos de máximo anotador de la Liga. Todo con unos promedios de 27 puntos, casi 4 rebotes y más de 6 asistencias en 889 partidos (catorce campañas). Algo destinado sólo para alguien que nació para deleitar ante una canasta.

Ahora, tras un amago de retirada, muchos se preguntan qué sucederá con el inconformista Iverson. ¿De verdad se dedicará a sus mujer e hijos como anunció? Dicen que Larry Brown (su entrenador en Philadelphia) ya ha descolgado el teléfono para decirle que se una a sus Bobcats. Quién sabe si se trata de un punto y final o sólo y seguido, como quiere su círculo más cercano.

"Vuestra voz siempre será música para mis oídos", dijo Iverson con dedicatoria a la afición de Sixers, esa misma afición que vio a un hombre pequeño hacerse más grande de lo que cualquier otro pueda soñar.

2001

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