La trampa de José González

Córdoba | MURCIA · informe técnico

El gaditano asalta El Arcángel con una acción a balón parado, orden a rajatabla y pérdidas de tiempo · El CCF arriesgó con los cambios pero estuvo espeso y plano

Juanjo muestra su desesperación en una acción del encuentro de ayer en El Arcángel.
Juanjo muestra su desesperación en una acción del encuentro de ayer en El Arcángel.
Raúl Díaz / Córdoba

14 de marzo 2010 - 05:02

El Córdoba cayó en la trampa de José González, que se llevó los tres puntos de El Arcángel con una lección de las que no gustaban por estos lares: una acción a balón parado, rigidez táctica y abuso del otro fútbol, con infinidad de pérdidas de tiempo para minar la moral de un adversario sin fuelle ni ideas. Porque el CCF fue un equipo plano, previsible, que no tiró a puerta en el primer periodo y perdió ante un rival directo -con goal average incluido- a pesar de la osadía de Lucas Alcaraz en los cambios. Ante la carencia de fluidez, el técnico granadino acumuló hombres arriba y los pelotazos volaron hacia el área de Elía, que sin embargo salió indemne. Los blanquiverdes, que llevaban dos triunfos seguidos en casa, han encajado dos derrotas consecutivas por primera vez en toda la temporada. Mientras, el Murcia se confirma como el mejor visitante de 2010, con 13 puntos sobre 18 posibles.

DEFENSA

Los dos puntas del Murcia, Natalio y Chando, buscaron las cosquillas a la zaga cordobesista. En esa tarea contaron con el sostén de un doble pivote muy sólido, Mejía-Bruno, y la verticalidad de los hombres de banda, David de Coz e Isaac Jové por la derecha y Sergio Escudero y Pedro por la izquierda.

Natalio tuvo la primera ocasión en el minuto 4, tras recibir el balón en un saque de banda y revolverse, pero Agus aguantó y concedió el córner. El ex blanquiverde cubrió el costado izquierdo de forma eventual cuando atendieron a Pedro. En otra jugada de estrategia, como en Las Palmas, llegó el gol de Chando, que cabeceó una falta frontal botada por Bruno. Tras desatascar un partido marcado por la apatía, el cuadro pimentonero se dedicó a verlas venir, sin exprimir el contragolpe.

La tónica no varió en el segundo acto. El Murcia ya tenía lo que quería y contemporizó hasta el extremo, sin apenas estirarse. Sólo rondó el arco en una arrancada de Natalio, quien lanzó al lateral de la red en una contra iniciada por él mismo. Los retoques de José fueron siempre naturales (Miguel Albiol por Isaac Jové en la derecha y Kike García y Mario Rosas por Chando y Natalio, respectivamente, arriba). Natalio, Kike o Mario, éste tirado unos metros más atrás, protegieron bien la pelota, pero sin ánimo de ofender. Eso facilitó la labor defensiva del Córdoba, que a raíz del paso por los vestuarios apretó en todo el campo para recuperar cuanto antes la pelota. Pero su falta de imaginación resultó deprimente.

ATAQUE

El Córdoba, por debajo en el marcador desde el minuto 20, completó una primera parte nefasta, anodina, carente de profundidad. En una concatenación de errores, la consecuencia fue que el conjunto blanquiverde no tiró entre los tres palos: Carpintero, ubicado unos metros por delante de Scotti en un doble pivote escalonado, tuvo que ser intervenido tres veces por un golpe en la cabeza y el equipo perdió presencia en el medio, por lo que Juanjo tuvo que retrasar su posición; al cántabro, atrapado por el síndrome Ibrahimovic, le pitaron tres faltas en ataque y se le marchó desviada una chilena tras controlar con el pecho un centro de Gerardo; el árbitro quitó la posesión a los locales por sendos saques de banda defectuosos de Agus y Gerardo y no concedió un par de saques de esquina en acciones peleadas por Pepe Díaz, constantemente en el suelo... Al público no le gustó nada lo visto y se quejó con pitos, más evidentes cuando Del Cerro Grande decretó el descanso.

Fuentes y Gerardo subieron con cuentagotas, sin explotar el factor sorpresa. Se echó en falta a Jorge Luque, el único con criterio para elaborar. Lizio no sacó partido cuando encaró y Arteaga -la única novedad en el once en detrimento de Dañobeitia, que vuelve a perder el sitio- tendió a meterse en el centro, favoreciendo la cohesión del Murcia. Los centrales, Gaspar y Agus, abusaron del toque en horizontal en su propio campo, provocando silbidos en la grada. De ahí a los típicos pelotazos infructuosos hacia Juanjo o Pepe Díaz sólo había un paso.

Emulando a Puel, entrenador del Olympique de Lyon, Alcaraz introdujo un doble cambio en el ecuador. Sin Carpintero ni Juanjo, con José Vega y Asen, el equipo pasó del 4-4-2 al 4-1-4-1, con Díaz solo arriba. Y el ímpetu le bastó para hacer, en 28 segundos, lo que no había conseguido en los 45 minutos previos: probar a Elía. Fue un testarazo de Arteaga, ubicado como mediapunta junto a Asen, a centro de Lizio. El madrileño forzó otra parada del arquero con un chut raso desde la frontal en el 48'.

Hasta ahí llegó el arreón. Porque el CCF se difuminó en cuanto Mejía y Bruno, dos mediocentros de corte y confección, le cogieron el pulso al nuevo panorama táctico. La salida de Savoia, que al igual que en Gran Canaria relevó a un lateral -en este caso Fuentes, no Gerardo- avaló el recurso de colgar balones a la desesperada para forzar faltas o segundas jugadas cerca del área. Sin embargo, a pesar del dibujo 3-1-4-2, no tiraron más entre los tres palos. Entre los acercamientos más peligrosos cabe mencionar un disparo muy desviado de Lizio, un golpe franco de Gerardo junto a la media luna o una llegada por la izquierda de Arteaga con pase de la muerte; el balón se paseó por el área sin encontrar rematador, ya con los cuatro minutos de descuento cumplidos.

VIRTUDES

Lucas exprimió las opciones del banquillo en pos del empate.

TALÓN DE AQUILES

El Córdoba se dejó contaminar por el Murcia y jugó a un ritmo muy lento. Las comparaciones son odiosas: Mejía y Bruno dejaron en evidencia a Scotti y Carpintero -el leonés sólo duró un asalto- en la batalla en el eje.

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