Arranca de nuevo la Liga Asobal, en un año que presenta muchas novedades -como la triste desaparición del histórico San Antonio de Pamplona- y el ascenso de tres equipos, entre ellos el Ars de Palma del Río. La disputa del título parece reservada desde el comienzo para dos de las plantillas más potentes del continente europeo, como son las del Barcelona y el Atlético de Madrid, en una competición que cada temporada aparece más polarizada.

La crisis económica ha vuelto a golpear un verano más a los clubes. A la desaparición de uno de los equipos más laureados de la historia del balonmano nacional, el San Antonio, se une la incapacidad del resto -salvo el Barça y el Atlético- para retener a los grandes jugadores. Esto provoca un descenso en el nivel de la competición.

El éxodo de estrellas hacia el resto de Europa ha sido una constante durante el periodo estival. El mismo Barcelona ha perdido a su gran capitán, el húngaro Laszlo Nagy, que vuelve a su país para jugar en el Veszprem, donde le acomparán sus compañeros Marco Oneto y Cristian Ugalde y el también español Chema Rodríguez. Otros ilustres de nuestra liga que hacen las maletas son el francés del Atlético de Madrid, Didier Dinart, que jugará en el París Handball de su país, los internacionales Alberto Entrerríos y Jorge Maqueda -fichados por el Nantes- y los hermanos Guardiola -Isaías y Gedeón- que se marchan al Rhein Neckar alemán. Entre las altas destacan la vuelta a España del croata Ivano Balic, para defender la camiseta del Atlético de Madrid y el fichaje bomba del verano, la llegada al campeón del meta Arpad Sterbik, que cambia los colores rojiblancos por los azulgranas.

Tanto problema económico ha propiciado la clara fractura de la competición. Barcelona y Atlético de Madrid son muy superiores al resto y lucharán por ser campeones. Por detrás, Ademar León y Cuatro Rayas Valladolid les siguen a una cierta distancia. Por abajo, los recién ascendidos Ars, Villa de Aranda y Cangas buscarán la permanencia en la elite un año más.