El suicidio de Enke deja a Alemania consternada
Bundesliga
El portero alemán sufría graves depresiones y miedo al fracaso desde hacía varios años
Alemania vivió ayer en estado de shock el día posterior al suicidio de Robert Enke, portero de una selección alemana de fútbol devastada anímicamente e incapaz de jugar el amistoso que tenía programado para el sábado frente a Chile.
Enke, que se suicidó el pasado martes a los 32 años, era una persona callada, tranquila y educada. No solía decir su opinión demasiado alto, pero tenía las ideas claras. No le gustaba aparecer en público y, sin embargo, se había convertido en poco tiempo en uno de los mejores porteros del país y era vitoreado por sus miles de fans, que desde que se conoció la noticia se acercaron en tropel al estadio del Hannover 96 para encender velas en su memoria.
Después de escribir una carta de despedida disculpándose ante su familia y su médico, Enke decidió quitarse la vida y poner fin a sus miedos para siempre. Murió al ser atropellado por un tren.
Al parecer estacionó su coche a unos diez metros de las vías, dejó su monedero sobre el asiento del acompañante y el vehículo abierto. Luego caminó unos 100 metros al costado de las vías hasta ser embestido por un tren regional.
Enke sufría graves depresiones y miedo al fracaso desde hacía varios años. El deportista quiso guardar en secreto su enfermedad para proteger su vida privada y su carrera, explicó en una emotiva rueda de prensa en Hannover su viuda, Teresa.
Desde 2003, cuando estaba en el Barcelona, y hasta poco antes de su muerte estuvo bajo tratamiento. Además, Enke sufrió un severo golpe en 2006, cuando murió su única hija, Lara, de dos años, a causa de una dolencia cardíaca congénita.
En mayo de este año, adoptó a un bebé que ahora tiene ocho meses, Leila. Pero Enke empezó a tener miedo de perder su custodia por ser la hija de "un padre depresivo", explicó su viuda.
Todo se agravó cuando se le detectó una infección intestinal bacteriana que le impidió jugar los partidos decisivos para la clasificación al Mundial de Suráfrica 2010,
Fue entonces cuando dijo la frase que anunciaba el final y que nadie supo interpretar: "¿Por qué siempre a mí?".
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