Fútbol
  • El jugador natural de Baena, criado en la cantera del Séneca, triunfa en el fútbol universitario de Estados Unidos, donde aterrizó en 2017

El sueño americano de Tete Vacas

Tete Vacas, en un partido con los Lancers, el equipo de la CBU, su Universidad en Estados Unidos. Tete Vacas, en un partido con los Lancers, el equipo de la CBU, su Universidad en Estados Unidos.

Tete Vacas, en un partido con los Lancers, el equipo de la CBU, su Universidad en Estados Unidos.

Escrito por

· Rafael Cano

Redactor

Los más fieles aficionados al fútbol formativo en Córdoba recordarán a Rafael Vacas Barba, Tete Vacas, un escurridizo y oportunista atacante que durante años creció en el Séneca y en las selecciones andaluzas haciendo goles con una facilidad pasmosa. A buen seguro, en los últimos años le hayan perdido la pista. Y no es para menos, pues el joven futbolista natural de Baena dio el salto a Estados Unidos en 2017, donde desde entonces compagina su trayectoria deportiva con sus estudios, hasta llegar a convertirse en un referente dentro del fútbol universitario estadounidense.

Y es que los últimos años en la vida de este joven cordobés representan de manera fiel ese tópico del sueño americano con el que muchos emigrantes llegan a Estados Unidos. En su caso, lo hizo en unas condiciones privilegiadas. Tras cerrar su etapa de juvenil en el Séneca, un entrenador cordobés afincado en Norteamérica fue el nexo de unión que propició una oportunidad única para Tete Vacas. "Acabé en el Séneca la etapa juvenil y hay una empresa americana que tiene convenio con el club. Me comentaron que me conocían a través de un técnico que jugó aquí, Rafael Martínez, y que trabajaba allí. A través de él se interesaron en mí. Yo buscaba poder estudiar y seguir jugando al fútbol y me llamó la atención la propuesta, porque en España es difícil compaginarlo. Me ofrecieron la opción de jugar al fútbol y estudiar en una universidad americana con una beca, así que me cuadró enseguida", cuenta Tete Vas en conversación con el Día.

Su primer destino en territorio norteamericano fue el Marshalltown Community College, la institución educativa que se fijó en él para jugar en su equipo de fútbol, los Tigers, al tiempo que iniciaba sus estudios en kinesiología. Una etapa tan fructífera como fugaz. "En el segundo año fui elegido el mejor jugador de la liga universitaria en División 3 y me salieron muchas ofertas de División 1, la máxima del fútbol universitario. Me fui entonces a Los Ángeles (California). Buscaba un clima bueno y una buena beca y decidí acabar los dos años que me quedaban de la carrera en esta universidad, California Baptist University (CBU)", cuenta el baenense.

Allí, en Riverside, una localidad cercana a Los Ángeles donde se ubica la CBU, Tete Vacas se enroló en los Lancers, equipo con el que ha terminado por convertirse en uno de los futbolistas más destacados del panorama universitario estadounidense, que precede a las dos ligas profesionales del país. El olfato de gol y las capacidades tácticas de este jugador capaz de moverse por todo el frente de ataque llamaron incluso la atención de un equipo semiprofesional del estado de Florida, The Villages, que lo reclutó en 2020 para jugar la liga de verano.

La pandemia como oportunidad

Durante su etapa en Estados Unidos, a Tete Vacas le tocó también lidiar con la pandemia del coronavirus, que de manera indirecta le brindó una oportunidad extra para su crecimiento. "El tema del covid paralizó todo y la NSA nos extendió un año más el poder jugar a este nivel. He aprovechado ese año extra para hacer un máster en la misma Universidad, y en eso estoy, terminando un máster en gestión deportiva", apunta.

Tras más de cuatro años en Estados Unidos, asentado ya en la cultura del país y dominador de un idioma que no conocía hasta su llegada, el joven baenense reconoce sentirse un afortunado por las oportunidades que el fútbol le ha abierto. "Mi manera de ver la vida cambió radicalmente. Yo soy de un pueblo, Baena, he viajado y he ido a sitios, pero cuando das ese salto, cruzas el charco y vives cada día con gente de todos los lugares del mundo… te das cuenta del valor de la experiencia que estoy viviendo. Es algo que me está permitiendo viajar, abrir la mente y enriquecerme", apunta.

Tete Vacas conduce el balón en un partido con los Lancers. Tete Vacas conduce el balón en un partido con los Lancers.

Tete Vacas conduce el balón en un partido con los Lancers.

En su caso, además, el estatus de deportista universitario le otorga un plus en su formación, dentro de un país en el que el desarrollo deportivo y académico van de la mano como en ningún otro sitio del mundo. "Los deportistas tenemos muchas ventajas, porque los profesores entienden que a veces tenemos que faltar a clases. Entrenadores y profesores están conectados y es muy fácil ser estudiante y atleta en Estados Unidos", explica. Todo ello, además, sin tener que afrontar el alto coste económico de esa formación: "La beca incluye todos los costes de estudios, alojamiento y manutención. Luego en la Universidad se pueden hacer trabajos básicos para que los deportistas tengamos un complemento, una especie de sueldo, pero no se puede cobrar un salario porque no somos todavía profesionales".

El próximo regreso a España

A unos meses de culminar su formación en la CBU, Tete Vacas ya atisba un pronto regreso a casa, ante la dificultad de dar el salto a la Major League Soccer, una liga en la que los extranjeros predominantes son veteranos referentes en Europa atraídos por el aspecto económico. "La MLS no es una liga de futuro, suelen tirar de jugadores veteranos con gran trayectoria, porque a los extranjeros nos tienen que pagar la visa de trabajo. El fútbol profesional en Estados Unidos está complicad0 para los estudiantes", explica.

Por eso, en mente ya tiene sus siguientes pasos. "En unos meses acabaré el máster y las competiciones con el equipo de la Universidad. Después de eso, tengo pensado volver a España, hacer un máster de Educación y jugar en algún equipo, que estoy ahora mismo buscando a través de representantes".

Todo eso llegará después de culminar una experiencia de vida enriquecedora y de exprimir la enorme oportunidad que el fútbol facilitó a este baenense que a sus 23 años disfruta de hacer lo que más le gusta en un lugar privilegiado.

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