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La sangría que no cesa

  • El conjunto blanquiverde ya es el sexto equipo más goleado de la liga y no encuentra solución a su constante problema defensivo

  • Los cordobesistas encajan más en su estadio que fuera

Luis Carrión dialoga con sus futbolistas en el arranque del entrenamiento de ayer.

Luis Carrión dialoga con sus futbolistas en el arranque del entrenamiento de ayer. / barrionuevo

Una de las máximas que defendió José Luis Oltra desde el comienzo de la presente temporada era la necesidad de que su equipo creciera desde la defensa, toda vez que el potencial ofensivo se había visto mermado con las salidas de Fidel, Xisco y Florin Andone. Ese era uno de los grandes caballos de batalla del ya exentrenador blanquiverde, una sangría que no pudo corregir y a la que tampoco parece encontrar solución Luis Carrión. Porque por más que desde el vestuario se apele al trabajo como mejor remedio, hace tiempo que quedó en evidencia que la raíz del problema es, principalmente, de calidad.

El pretendido objetivo de convertirse en un equipo sólido desde la defensa es a día de hoy una utopía para los blanquiverdes. Porque el Córdoba es el sexto equipo más goleado de Segunda División, con 25 tantos encajados en sólo 18 partidos. Por detrás aparecen tan solo el Numancia, el Elche y el Zaragoza (con 26 goles en contra); el UCAM Murcia (con 27) y el Mirandés (con 29). De todos ellos, tan sólo el equipo burgalés ha marcado menos goles que el Córdoba. La solidez perseguida no aguanta ni siquiera la comparación respecto al curso pasado, pues tras las primeras 18 jornadas el equipo que entonces entrenaba Oltra había encajado 20 goles -cinco menos que este curso- y era mucho más goleador, con 24 tantos conseguidos a su favor.

Otro aspecto llamativo de los 25 goles encajados por el conjunto blanquiverde es el hecho de haber recibido 13 en El Arcángel y 12 lejos de él. Un dato que habla a las claras de que al Córdoba se le ven fácilmente las costuras cuando debe asumir la responsabilidad del juego y tomar mayores riesgos.

Lo cierto es que la fragilidad defensiva del equipo es un mal que viene de largo, aunque la grave lesión de Deivid terminó por agudizar el mayor mal de este Córdoba. Porque ahora, a falta de refuerzos, la zaga hace semanas que se quedó escasa tanto en calidad como en cantidad. Con el canario lesionado y Samu de los Reyes defenestrado, Carrión dispone de cinco hombres para cuatro puestos. Y prácticamente ninguno de ellos está rindiendo según lo esperado.

En el lateral derecho Antoñito ha bajado ostensiblemente el nivel mostrado en el arranque del campeonato y Caro no terminó de aprovechar su oportunidad para hacerse con el puesto. En la izquierda, Cisma se sabe titular indiscutible y eso es algo que en ocasiones le hace bajar el nivel de atención. Pero el gran agujero aparece en la zona central, donde Bijimine ha decrecido en el buen tono que mostró en el primer tercio liguero y Héctor Rodas está a años luz de su mejor versión.

Tanto con Oltra como Carrión como entrenadores, el problema de la zaga ha persistido. Ni los cambios en las marcas para defender el balón parado, ni el trabajo de corrección tras los partidos han surtido efecto. Es por eso que la defensa es la línea a la que se dirigen todas las miradas cuando se habla de la posibilidad de refuerzos en el mercado invernal. Esa parece la única vía para poner solución a un mal endémico de este Córdoba y que le está haciendo desangrarse poco a poco.

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