Es un destroza-quinielas. Una de esas escuadras que se asientan en la zona media-alta de la tabla desde el comienzo de la temporada (antaño este genero lo encarnaban a la perfección conjuntos como el Eibar o el Badajoz) y que pueden asestar un palo morrocotudo a un rival incauto o llevárselo sin sentir demasiado dolor.
El Numancia ha hecho de su valor, galardón, y del buen fútbol, su título y, por eso, como la pelota es redonda, es absolutamente imposible predecir si les va a salir todo o nada. Sin término medio. Tal es así, que los de Unzué apenas han empatado tres partidos en los que va de competición.
Como quiera que tampoco han tenido desde el inicio una exagerada presión clasificatoria ni tampoco es que en Soria rodee un entorno demasiado exigente a efectos clasificatorios, siempre se ha sentido el entrenador navarro respaldado en su poltrona. Pero, ojo, todo tiene un límite. Encajar seis goles como local hace una semana y que lleven tres jornadas seguidas perdiendo obliga a los numantinos a mirar al encuentro de hoy con la óptica de un pragmatismo forzoso.
El 4-3-3 es muy bonito y, teóricamente, puede ser el sistema ideal para todo lo que supone un espectáculo como el fútbol. El problema es que, desgraciadamente, no todos los equipos tienen la calidad del Barcelona -la escuela de Unzué- para enamorar con el rodar del balón.
sin balón
Hace una semana la zaga del Numancia demostró ser un auténtico coladero ante el filial del Barcelona (en honor a la verdad tampoco estuvo demasiado fina la de su rival de hoy ante el mismo enemigo). Unzué quiso sacudirse en Elche los seis tantos sacando a varios jugadores del once -de paso, así refrescaba sus cargados músculos-. La sanción de Flaño le obligó a colocar a Óscar López en el lateral diestro, pero hoy debería volver el pamplonés a su carril. Le acompañarán en el eje de la zaga Pavón y Jaio probablemente, aunque en Elche jugó Culebras en detrimento del primero. Por la izquierda, Dani López, que está cumpliendo bastante bien, es indiscutible. Sufre bastante la defensa, teniendo en cuenta el estilo que pregona Unzué, y para no sucumbir debe contar definitivamente con la ayuda desde el eje de la segunda línea de Nagore.
con balón
Talento a raudales y velocidad. El Numancia está confeccionado para jugar como lo hace, al ataque. Nagore, Garmendia y Dimas compondrán casi seguro (la presencia de los dos vascos es segura) el centro del campo. El primero es el timón que equilibra el grupo; el segundo cuenta con un gran disparo y sorprende internándose en la zona de los mediapunta. El tercero, Dimas, es un futbolista de similares características, muy listo y vivo.
En la vanguardia la duda radica en si actuará Cedric o Del Pino. Ante el Barça B lo hizo el congoleño, pero en Elche jugó el madrileño. Son dos peloteros diferentes, porque mientras que uno es puro nervio y velocidad (probablemente es el más rápido de la categoría), el otro aporta un juego más pausado y técnico. Quien saldrá de inicio seguro en El Arcángel será Barkero. Por su jerarquía y fineza con el balón es inamovible del once y cuenta con libertad de movimientos arrancando desde la zurda. Eso sí, puede ser tan irregular como lo es el propio Numancia. Como ariete, jugará un Vélez seguro (tiene dos en nómina y ambos son atacantes). Cuenta con más papeletas Íñigo.
lo mejor
Gusto por el juego combinativo.
lo peor
Muy poco competitivos.
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