Fútbol l Lucena

De revelación a revelación

Las novatadas, esa especie de canon que hay que pagar cuando se llega de nuevas a un sitio con la intención de quedarse, ha pasado a mejor vida en el fútbol. Al menos, el grupo IV se ha convertido en un vivero excelente para todos aquellos noveles que quieren crecer sin pagar ningún peaje. Todo lo contrario: es una lanzadera hacia el éxito si se sabe digerirlo.

El Racing Portuense cumple este curso su segunda temporada consecutiva en Segunda B tras siete años de purgatorio en Tercera División. Su reencuentro con la categoría la pasada campaña no pudo ser mejor. Su rendimiento fue excelente, sobre todo sustentado en las particularidades del césped artificial del José del Cuvillo. Eso le bastó para finalizar tercero y disputar por primera vez en su historia el play off de ascenso a Segunda. Lástima que el poderoso Rayo se cruzara en su camino.

Su trayectoria recuerda mucho a la del Lucena actual. Pese a ser nuevos entre la elite, no parecen novatos al uso. Ni por historia ni por afición ni por plantilla. El cuadro lucentino ha tomado el relevo de los gaditanos como revelación de la categoría -con permiso del líder Betis B- gracias a su fortaleza en el Municipal. De momento es sexto, pero tiene los puestos de play off a sólo un punto. Apenas ha transcurrido un tercio de Liga, pero repetir la hazaña racinguista es más que posible.

Lo que a buen seguro no quiere el Lucena que le pase es ese mal de altura que ha afectado al Portuense esta campaña, sobre todo en las primeras jornadas. Tal fue la crisis que se llevó por delante a José Luis Burgueña, el gran artífice del temporadón para el recuerdo que acabó hace apenas unos meses. Ahora el director de orquesta es otro viejo zorro de los banquillos, Carlos Orúe. La resurrección debe acabar en Lucena.

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