Córdoba - Real Sociedad · la crónica

Un punto para confiar (1-1)

  • Un postrero tanto de Xisco, que antes había fallado otro a puerta vacía, firma las tablas de un CCF que mostró una leve mejoría en su juego, aunque todavía insuficiente para ganar.

El CCF sigue sin ganar tras nueve jornadas, pero al menos ya parece estar algo más cerca. En el estreno de Miroslav Djukic, el conjunto blanquiverde cedió un nuevo empate en casa ante una Real Sociedad muy pobre, que se limitó a aprovechar un regalo defensivo local para adelantarse en el marcador y luego empezó a regalar metros para terminar pagando su racanería con la pérdida de dos puntos. Aunque aún necesita ofrecer mucho más para aliviar su situación en la tabla, el cuadro cordobesista dio una mejor imagen y tuvo más presencia en campo contrario, si bien volvió a adolecer de pegada. Al final, un postrero tanto de Xisco, que minutos había fallado otro a puerta vacía que hacía temer lo peor, salvó los muebles y otorgó un punto sobre el que empezar a cimentar el sueño de una remontada que no está tan complicada como parece.

Había ganas por ver cuáles eran las primeras decisiones de Djukic. Y el serbio sorprendió más con la convocatoria, en la que recuperó a los veteranos, que en un once en el que sólo presentó tres novedades que más o menos había apuntado ya en sus primeros entrenamientos: Campabadal, Pantic y Ekeng. Todos de medio campo hacia atrás, aunque curiosamente el gran lunar está en el ataque.

El CCF apareció al partido con más intensidad, apretando con un punto más agresividad y más cerca del área contraria. Eso le permitió tener más presencia ofensiva, que no ocasiones. Pero al menos las sensaciones eran muy distintas. Ahora sólo hacía falta reflejar eso en resultados, y eso es bastante más complicado. Sobre todo si ni siquiera se pone en ciertos apuros al meta rival. De hecho, la llegada más clara llegó con el primer córner, que dejó ver algo de la pizarra de Djukic, una faceta desconocida hasta ahora. Yuri abortó en el segundo palo que la prolongación llegara a Pantic.

Todo lo que estaba haciendo el Córdoba hasta ese momento apenas si inquietaba a una Real Sociedad cómoda en su parcela, sin importarle lo más mínimo que su rival tuviera más posesión. Porque el conjunto donostiarra sabe que arriba necesita muy poco para hacer daño. Primero lo intentó con un par de internadas de Chory por el costado de Campabadal y luego con algún chispazo de Vela por el perfil contrario. Aunque obtuvo el premio casi de la nada, sacando el jugo a una acción de estrategia sin aparente peligro que encontró la complicidad de una mala colocación inicial y un carrusel de despistes en la marca. Fallos que no se puede permitir un equipo al que le cuesta tanto hacer daño.

El gol de Íñigo Martínez dio un punto más de tranquilidad a la Real, que llegaba angustiada a la cita por verse tan abajo en la tabla y pasó a estar tremendamente cómoda tanto con balón como sin él. Y los ánimos del CCF menguaron al mismo ritmo. Tener el balón no era sinónimo de peligro y el tiempo hasta el descanso pasó sin nada reseñable que llevarse a la boca. Mucho ruido (léase caracoleos de Fede Cartabia, balones a la olla o acciones a pelota parada) y pocas nueces. O ninguna.

Djukic pareció ver lo mismo que el resto de presentes en El Arcángel y aprovechó el intermedio para modificar su dibujo con la entrada de Xisco por Borja García. El CCF pasaba a jugar con un 4-4-2 más clásico con la firme intención de tener más presencia cerca de la portería de un inédito Zubikarai. Aunque eso le obligara a tomar algún riesgo que otro en defensa, un canto a las contras, vertiginosas, de un cuadro visitante que amagó sin llegar siquiera a golpear.

El duelo ya estaba definido con más de media hora por delante. El CCF apretaba, pero no hallaba el camino para dar trabajo a Zubikarai. Y para colmo de desgracias, la primera vez que Fidel se metió en el área en ventaja y pisó la línea de fondo, su centro no fue capaz de empujarlo a la red Xisco. Sí, otra vez Xisco, al igual que una semana antes. Pero esta vez incluso de manera más incomprensible, ya que no tenía oposición alguna y estaba a sólo un metro de la línea. Todos, incluso él mismo, se llevaba las manos a la cabeza.

Viendo el panorama que tenía por delante, Arrasate movió ficha y refrescó su centro del campo con tres hombres de calidad, capaces de aguantar el balón, la mejor forma de restar entusiasmo al enemigo. Todo lo contrario de lo que intentó buscar Djukic haciendo debutar a José Carlos. Ya estaba toda la carne en el asador, pero faltaba la sal. Y de eso tiene muy poco este equipo, al que penalizan con muy poco y que necesita unir el cielo y la tierra para fabricar peligro.

Aún así, para demostrar que algo está cambiando, una jugada de carambola, con una pequeña ayuda arbitral, permitió a Xisco sacarse la espina de su fallo anterior y elevar el empate al marcador. Faltaban tres minutos más el añadido y la afición se encendió de nuevo para dar el último aliento a los suyos, que ya no pudieron concretar la remontada. El CCF sigue sin ganar y en zona de descenso. Pero al menos ya no es colista y deja margen para confiar en él.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios