El primer paso de otra vida

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El italiano ocupará el banquillo tras la sanción a Lucas · Su última derrota en El Arcángel como jugador, ante la Unión

Alessandro Pierini, junto a Lucas Alcaraz, durante una sesión de entrenamiento en El Arcángel.
Alessandro Pierini, junto a Lucas Alcaraz, durante una sesión de entrenamiento en El Arcángel.
Francisco Merino / Córdoba

12 de noviembre 2009 - 05:02

A las cinco del domingo, Alessandro Pierini (Viareggio, 1973) saldrá con traje al césped de El Arcángel, su hogar desde hace más de un lustro, y seguramente pensará en las vueltas que da el fútbol. La sanción de un encuentro con que el Comité de Competición castigó esta semana a Lucas Alcaraz por su expulsión el pasado sábado en Soria ante el Numancia provocará que el italiano viva, por primera vez, la sensación de estar en la primera línea del frente desde un banquillo profesional. Será una soledad parcial, por supuesto, ya que el titular de la plaza se apostará en algún lugar cercano para mantener un contacto permanente con su lugarteniente en la parcela técnica. El Tano será quien se mueva en el área técnica, delante de una grada de tribuna que asistirá a este particular debut de quien hace nada era uno de los guerreros fijos en el verde, el capitán del equipo, el hombre que lo jugaba todo... Hasta que dijo, para sorpresa de muchos, adiós.

El episodio fugaz de una tarde de domingo será el primer paso hacia un destino que el ex central blanquiverde ansía. Sin prisas, pero con convicción. Apenas lleva unos meses en este cometido, después de haber puesto fin a veinte años como jugador en activo de un modo ciertamente glorioso: como titular indiscutible, luciendo galones, con los objetivos deportivos del grupo y los desafíos personales cumplidos con creces. El domingo no será una jornada más para él.

"Lucas no es un entrenador que hable solo. Siempre escucha a todos los que estamos al lado", repite Pierini, quien parece haberse adaptado a la perfección a su nuevo rol al lado de un entrenador con fama -bien ganada, por otra parte- de exigente. De los mejores para empaparse de sus métodos para exprimir el potencial de sus plantillas, frecuentemente construídas con parámetros económicos modestos y sin exageradas exigencias. Aunque esto no ha sido obstáculo insalvable para que el preparador nazarí haya conseguido ascensos a Primera con el Recreativo de Huelva o el Murcia, además de solventes campañas en la división de plata, una categoría que domina. Pierini,que había sido el líder en minutos jugados en el Córdoba en las dos últimas ligas en Segunda, también sabe de qué va el asunto. Él se ha enfrentado contra la mayoría de los futbolistas de esta división, lo que supone una ayuda de primer orden a la hora de enfocar los planes cada jornada.

El destino ha querido que sea el Salamanca el adversario de un Córdoba que lleva seis meses sin caer derrotado en El Arcángel. El último que le hizo doblar la rodilla fue... Sí, el Salamanca, que el 2 de mayo de este año pasó por encima de un desafortunado Córdoba, que cedió los tres puntos después de encajar un 0-2. Pierini estuvo allí, dentro del rectángulo, y no se escapó a la confabulación de errores que propició el revés de los blanquiverdes, por entonces con Luna Eslava en el banquillo. El italiano perdió a los nueve minutos el balón ante el hostigamiento de Miku -hoy en el Valencia-, y Cohen terminó remachando a la red un disparo cruzado de Mikel Dañobeitia, héroe de aquel encuentro para los charros y hoy miembro de la primera plantilla cordobesista y, por tanto, pupilo de Pierini. El rumano Miku firmó la sentencia de los anfitriones, que desde aquel día no han vuelto a salir de su estadio sin nada en los bolsillos. Ocho partidos (cuatro finales del curso anterior y los cuatro primeros del actual) que han dotado a El Arcángel de un aura de imbatibilidad que motiva a sus moradores y que inquieta a los visitantes. Pierini, como entrenador, podrá en cierto modo reparar internamente el recuerdo de aquella última derrota como jugador cordobesista en su casa.

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