¿El pajarito está vivo o muerto?

Hace unos días hablaba con una amiga y empleada de una empresa sobre su puesto de trabajo. Reflexionábamos sobre el concepto: "mi puesto de trabajo" y le hacía una analogía que nos ayudó a entender mucho mejor lo que significa esta expresión. Le pregunté: ¿Tienes vivienda con hipoteca? "Sí", me respondió. ¿Eso significa que la casa es tuya o es del banco? "Pues en realidad es del banco, porque si dejo de pagar me la quitan". Es decir, que tienes una especie de alquiler por una vivienda que una entidad financiera pagó por ti y en unos años vas a devolver todo ese dinero que te prestó, ¿verdad? "Así es", me dijo, "en realidad la vivienda no es mía hasta haber finalizado el pago total de la deuda". Le pregunté: ¿tienes la casa asegurada?, ¿la limpias a menudo?, ¿la cuidas? "claro que sí, ¿Cómo no voy a hacer todo eso? Vivo en ella", me respondió.

Es igual que tu trabajo le respondí. No es tuyo en propiedad. Tienes su disfrute mientras se pueda mantener estable tu labor y seas productiva. Sin embargo, a veces no tratamos nuestro puesto de trabajo como tratamos nuestra vivienda. Sentimos que estamos llenos de derechos. Nos lo deben dar, asegurar, proteger y garantizarlo, mas sin embargo hay mucha gente que no cuida ese puesto como si viviera en él.

De hecho, seguimos con la misma analogía. Sé que cuando mucha gente pierde su vivienda por un embargo o algo similar, en muchas ocasiones dejan la casa como si nunca hubiera sido suya. Se llevan todo cuento pueden y destrozan hasta las instalaciones en un gesto de rabia y de impotencia, la mayoría de las veces totalmente comprensible. De igual manera, cuando mucha gente pierde su puesto de trabajo, hacen lo mismo y se dedican a despotricar de su antigua empresa.

Una vez, un antiguo jefe mío me dijo: "Nunca cierres una puerta a la que no sabes si necesitarás volver a llamar". Muchas personas no se dan cuenta de que hoy perder un empleo es, lamentablemente, normal. Pero optar por una postura victimista y derrotista hacia uno mismo, y una actitud vengativa y enjuiciadora hacia la empresa que prescindió de sus servicios no sólo le cerrará mas puertas, sino que no le permitirá mostrar una actitud que sea apetecible de contratar por otro empresario, quizá con mas trabajo o incluso con mas valores. No quiero defender ninguna postura; lo que realmente quiero con esta reflexión es mostrar que una correcta actitud y salir del victimismo y la queja es una mejor opción para volver a encontrar trabajo.

Quisiera contarte una historia. Hace muchos años, en un pequeño pueblo del centro de México, llamado Acámbaro, había un viejo y sabio personaje al que todos llamaban Tacho.

Tacho se había ganado la fama de tener respuestas a casi todas las preguntas que una persona pudiera hacerse, pero no contaba con la malicia de Lalo, un jovencito de 14 años que se propuso dejar en ridículo al viejo con un sencillo, pero maquiavélico plan.

Lalo reunió a todos los habitantes que pudo del pueblo y les dijo: "Pienso demostrar que Tacho no es tan sabio como dice, así que iremos todos juntos a visitarlo y yo llevaré un pajarillo vivo escondido en mis manos. Le preguntaré si el pájaro está vivo o muerto. Si el viejo responde que está vivo, lo aplasto con mis manos y lo mato, y si me dice que está muerto, abro mi mano y lo dejo volar… Así demostraremos que no es tan sabio y lo dejaremos en ridículo".

Así fue, todos juntos fueron a ver a Tacho y tal y como habían planeado, Lalo le preguntó: "A ver señor sabio, tengo un pajarillo en mis manos, ¿está vivo o muerto?" A lo que Tacho, sonriendo le respondió: "¡Tú lo has dicho jovencito… Está en tus manos!".

Por último y como de costumbre, quiero dejarte con una frase para que medites en ella: "Hoy en día, las empresas te van a contratar por tu aptitud, pero te van a despedir por tu actitud". Así que haz de esta última tu mejor arma.

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