De padre a hijo, de futbolista a futbolista

Miguel Reina habla con el orgullo de Pepe, un campeón del mundo y enamorado de su ciudad

C. L. / Córdoba

14 de julio 2010 - 05:02

¿Cómo será el orgullo de un padre al ver a su hijo proclamarse campeón del mundo? "Es enorme, y no es para menos", dice Miguel Reina, un hombre "felicísimo" tras ver cómo su hijo lograba el título para experimentar una serie de sensaciones que le hicieron "feliz, sobre todo por ver que todo lo que han trabajado tiene su premio".

Porque Reina, que 1969 y 1973 vistió en cinco ocasiones la camiseta de la selcción española, sabe perfectamente la magnitud de lo que ha conseguido el equipo de Del Bosque. Puede que por eso el padre del ahora campeón del mundo visionara todos los recuerdos que han marcado a muchas generaciones de internacionales. Pero lejos de sentir la más mínima envidia, Miguel asume que "los recuerdos se nos vienen a la menta, eso está claro, pero el premio se lo han llevado estos, que son muy superiores a los que estuvimos antes en la selección". "Hay que destacarlo y reconocerlo en su justa medida", añadió, sin dudar en decir que "bendito sea Dios que nos ha permitido vivir a este grupo de jugadores". "Este título de campeones del mundo es el premio al trabajo y al esfuerzo de muchos años en el fútbol español", apunta, desde la experiencia de los "50 años que llevo metido en este deporte".

Porque el consejero blanquiverde insiste en que la clave del éxito, además del enorme talento de los jugadores que ahora visten la Roja, reside en la gran calidad humana del bloque de Del Bosque. "No creo que vuelva a haber un grupo humano tan bueno como el que se ha reunido en estos últimos años", señala Reina, lo que le lleva a vaticinar que "tardaremos muchos años, quizás décadas, en volver a vivir esto". "Tenemos que darnos cuenta de lo que hemos conseguido y ver que no ha sido nada fácil. El que lo crea está absolutamente equivocado", abunda el padre del meta del Liverpool, quien destaca "el mérito ímprobo" de los campeones.

Y además de todo eso, Miguel no podía ocultar su enorme orgullo al ver como Pepe lucía los colores del Córdoba ante todo el mundo. "Mi hijo es un cordobés de pro aunque no haya nacido aquí", dice con toda la seguridad, "porque su mujer es de aquí y también la segunda hija. La primera también habría nacido en Córdoba, pero se adelantó la cigüeña y tuvo que hacerlo en Inglaterra". "Es tan cordobés como el que más, porque su familia vive aquí y la sangre que lleva es cordobesa. Creo que se le nota un poco", dice el padre con conocimiento de causa. Después de su nuevo show en la celebración, nadie tiene la más mínima duda.

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