La maña de dos matadores blanquiverdes

Son dos tipos con muchas cosas en común. Goleadores, ambos pasaron por Zaragoza antes de convertirse en referencia atacante del Córdoba. Las figuras de Yordi y Javi Moreno son nexos históricos entre los dos equipos que se verán las caras el sábado en El Arcángel.

El gaditano aterrizó antes en la ciudad maña. De hecho, después de su formidable paso por el filial del Atlético en Segunda (fue máximo goleador con 19 tantos), el club de La Romareda no dudó en llamarle a filas en la 97-98. Allí se quedó siete temporadas, disputó 164 partidos y metió 45 goles. Participó tanto en la consecución de dos Copas del Rey como en el doloroso descenso de 2002 y el ascenso, un año más tarde. Su paso fue trufado con una breve experiencia en la Premier: el año en que el Zaragoza bajó actuó como cedido durante ocho partidos con el Blackburn, colando dos goles más y logrando la única Copa de la Liga de la historia de ese club. Hasta ese paso -tan enriquecedor como breve- es compartido con Javi Moreno. El otro nueve pasó por el Bolton dos temporadas más tarde y fue alineado en el mismo número de duelos con los Trotters (aunque no mojó).

Nunca han llegado a coincidir Javi y Yordi como compañeros, pero por poco. El Búfalo recaló en el Zaragoza procedente del Atlético (otra similitud más con el actual ariete cordobesista) como cedido a cambio de millón y medio de euros. Fue una petición expresa del técnico Víctor Muñoz para que acompañase en la punta del ataque nada más y nada menos que a David Villa. Esa misma temporada, Yordi dejaba Aragón para jugar en el Getafe. Luego pasó justo lo contrario. Fue llegar Yordi a Córdoba y marcharse Javi a Ibiza. Demasiado parecidos para jugar juntos.

Una última coincidencia: su olfato goleador les ha llevado a ser partícipes de dos momentos gloriosos de la historia del Zaragoza. El 29 de enero de 2004, el Zaragoza apeó al Barcelona en cuartos de la Copa (luego sería campeón) merced a un tanto del actual matador del Córdoba. Tomás Guasch tituló así su crónica en el diario As: "Yordi tuvo que ser" (por aquello del deje catalán de su apodo futbolístico). Javi, por su parte, le metió el 1-3 al Valencia en la Supercopa disputada el año siguiente. Celebró el tanto "eufórico y chorreando sangre por un golpe en la cabeza", según rezaban las crónicas. Sangre que entonces era blanquiazul y que, en ambos caso, luego mudó el color cielo por el verde.