Más lágrimas en el día después

"Hoy es todavía peor que ayer", decía una de las miembros históricas del Adeba en el duro día después, la jornada que cerró la fase de ascenso más cruel de las tres a las que se ha enfrentado el conjunto de El Naranjo. La derrota ante el Náutico en la noche del sábado (83-87) tuvo su continuación en una mañana triste, un funeral para un equipo que seguía llorando sin consuelo tras otra oportunidad perdida.

La victoria ante el Coria (70-66) fue sólo un duro trámite en la mañana que estaba preparada para celebrar la fiesta del ascenso, pero todo se había acabado antes. "Estamos en estado de shock", reconocía la presidenta Pilar Carmona, aún conmocionada por el dramático desenlace del partido ante el Náutico. "Fue la forma más cruel", incidía antes de recordar que el Adeba no optará al ascenso administrativo, "porque nuestro único argumento para tratar de conseguir el presupuesto era presentarnos con el éxito deportivo". Sin tiempo apenas para digerir el golpe, Carmona reconocía que "cada vez es más difícil mantener esto, porque muchas jugadoras son profesoras y tienen trabajos fuera de Córdoba. Cada temporada es un libro nuevo". Sonaba a fin de ciclo.

El partido terminó y las jugadoras dejaron rienda suelta a sus sentimientos. Como si el tiempo impidiera somatizar la victoria, las lágrimas seguían cayendo de las mejillas muchas horas después del crudo desenlace ante el Náutico. Bajo la sólida apariencia de chicas que rondan el 1.80, las cordobesas no podían esconder la realidad de un grupo herido, y que aún con el pelo mojado por la ducha no podía evitar un llanto desconsolado. Eran lágrimas nuevas, pero sólo una continuación de las que derramaron en la amarga noche del sábado.

Salieron Ángela Enríquez -una de las más afectadas-, Carmen Casas, Anabel Pulido, la polaca Gosia Krusiec, sin premio para su fantástica fase... Y faltaba José María Alcántara. La cara de la derrota. "Estoy muy mal, completamente hundido, porque ha sido muy cruel y no lo merecíamos", decía el entrenador de Fernán Núñez sin disimular su dolor. "He estado toda la noche dándole vueltas", reconocía el técnico , quien salió de vestuario con la firme idea de dejar el equipo después de tres fantásticas temporadas. "Lo dejo porque quizás haga falta alguien que en las fases finales sea capaz de hacer que el equipo no juegue tan nervioso", dijo, aunque "ya hablaremos la semana que viene". Y las lágrimas seguían cayendo sin consuelo.