La hermosa tarea de enseñar a ganar

Tony Meléndez nació sin brazos por culpa de la talydomida, pero su sueño era la música. Aprendió a tocar la guitarra con los pies y llegó a actuar ante el Papa. En un instituto de Carolina del Norte, un chico enclenque no fue admitido en el equipo de baloncesto. Aquel chaval se propuso entrenar más que nadie para no volver a ser rechazado nunca más. Ese chico se llamaba Michael Jordan. A finales de la década de los 70, un joven se patea todas las productoras de Hollywood con un guión bajo el brazo sin que nadie le haga caso. Nunca perdió la esperanza y siguió luchando hasta que su película, poniendo dinero de su bolsillo, vio la luz. Era Silvester Stallone con Rocky.

Son sólo algunos de los ejemplos que utiliza en sus seminarios Pepe Cabello, entrenador actitudinal y coach que a través de su empresa Diamond Building trata de "despertar el ardiente deseo de conseguir nuestros sueños, ya que las personas sólo tienen los límites que nosotros mismos nos ponemos". De hecho el nombre significa Construyendo diamantes, porque "el diamante es un trozo de carbón sometido a tiempo, presión y fuego".

Cabello traslada esas enseñanzas al mundo del deporte "entrenando la parte actitudinal de la persona. Cuando un deportista sale a la cancha, una parte muy importante es con qué actitud sale, porque ganar es una actitud", apunta este cordobés de 37 años que ejemplifica el modelo de self made man, hombre hecho a sí mismo. En la actualidad, Cabello trabaja con el Baloncesto Unión Córdoba e imparte seminarios en España y Suramérica, con la misión fundamental "de que la persona despierte y asuma que lo que le pasa es responsabilidad suya, sin echar balones fuera".

"Sorprendería saber cuántos deportistas de elite han entrenado la Programación Neuro Lingüística", señala un hombre para quien el trabajo mental tiene tanta cuota del éxito como el físico, "porque el ganador lo es aunque pierda".

Cabello entiende que "al igual que las reglas son iguales en Regional y en la Champions, la actitud se entrena igual para Michael Jordan que para Álvaro, nuestro base, porque los valores de perseverancia, coraje y fuerza son los mismos". La constancia es una de las claves en sus enseñanzas, "porque todo se puede hacer. Si hay alguien que lo hizo antes, no hay ningún motivo para pensar que yo no puedo". "De hecho, admiramos a personas como los grandes héroes de la historia, pero se nos olvida que son seres humanos como nosotros", incide un hombre que afronta el reto de "recordarle a las personas que dentro de ellas hay un héroe y que tenemos un poder ilimitado. Todos nacimos dioses y que los límites nos convirtieron en hombres". Así en la vida como en el deporte.