Visitar Jerez, para el Córdoba y siendo equipo de Segunda División, es sinónimo de fatiga. Porque nunca -y ya lleva ocho viajes a la ciudad vinícola militando en esa categoría- ha conseguido volverse con un triunfo en el autocar.

La maldición se inició a lo grande en la 56-57. En aquel año, y a pesar del gran cuarto puesto del conjunto dirigido entonces por Juncosa, fue apalizado en su visita al estadio Domecq con un incontestable 6-2. En la siguiente, a pesar de que acabaron descendiendo los azulinos, el resultado fue un igualmente demoledor 4-1.

Pasaron 35 años hasta que Xerez y Córdoba se toparon nuevamente en la categoría de plata. Ocurrió en la decimonovena jornada de la 82-83. El empate a nada fue un resumen perfecto de lo que fue la temporada de ambos: los blanquiverdes acabaron colistas y los xerecistas, penúltimos.

Tras otras 21 temporadas de promociones y descensos de ambos, se midieron nuevamente en la segunda categoría nacional un 13 de octubre de 2001. En Sanlúcar, por el conflicto con el Ayuntamiento del club presidido por Luis Oliver, Julio Pineda prorrogó la maldición. Schuster sonreía tras el encuentro desde su banquillo. A punto estuvo ese Xerez de dar el salto a la elite.

Sin embargo, y para desgracia del Córdoba, se quedó otro año más en Segunda... para volver a vencer. Otro cruel 1-0. Bastó un tanto de Zárate en el primer minuto de juego.

En la siguiente campaña, el luego denostado por estas lides Esteban Vigo no encontró la fórmula para ganarle la partida a Miguel Ángel Portugal. Hubo tablas en el mejor momento de juego de aquel equipo que acabó sudando su salvación en Leganés.

La penúltima de las confrontaciones, en 2005, tuvo como protagonista a Villa. El madrileño anotó un gol salvador en el último instante de un choque que ese Córdoba heroico nunca mereció perder.

La última, en diciembre pasado, estuvo marcada por la extraordinaria actuación de Bernabé García. Ito y Paco Jémez fueron expulsados en un duelo en el que, mientras estaban ambos en igualdad de condiciones, el Córdoba sometió a un flojo Xerez.

Así que, como consuelo, a los cordobesistas sólo les resta mirar a la edad de bronce. En el 99, un golazo de Ramos fue bagaje bastante para llevarse el gato al agua. Además, en esa misma Segunda B también fueron capaces de ganar en la 94-95 (1-3), la 91-92 (0-3) y la 80-81 (0-2). Recordar puede ser vivir dos veces.