Y al final, golpe directo al corazón

Lucena | universidad de las palmas · la crónica

El sueño se esfuma El Lucena dice adiós a su sueño en la Copa ante un rival que demostró tener más oficio Una puñalada Aridane firmó la sentencia con su gol

Cisco López / Lucena

09 de septiembre 2010 - 05:02

Obregón se tiró al suelo. Sarmiento miró al cielo. Todo se acabó. El sueño se esfumó. El Lucena se despidió de la Copa del Rey ante un Universidad de Las Palmas que demostró más oficio. Un solitario gol de Aridane tras un fallo de Pascual en el último cuarto del partido acabó con las ilusiones de un cuadro lucentino que lo intentó hasta el final con todo, pero nunca pudo superar a Vargas. El exceso de responsabilidad y el aliento de una grada entregada fueron losas jugaron esta vez en contra de los celestes, que pierden su primer choque de la temporada justo el día que nadie quería caer.

Como cabía esperar, Falete apostó por el mismo equipo que arrancó el triunfo el domingo en Ceuta. El 4-1-4-1 clásico del Lucena se sustenta en una buena presión en tres cuartos de campo y mucha rapidez en las transiciones. Unas armas que también sabe utilizar a la perfección el Universidad de Las Palmas. Con el veterano Ángel Sánchez llevando la batuta, el gigantón Aridane dando trabajo a los centrales locales y dos puñales en las bandas, el encuentro poco a poco se fue jugando al ritmo que más interesaba a los insulares. Eso sí, el juego directo lucentino le permitía dar numerosos sustos en las continuas acciones a balón parado que ofrece la Ciudad Deportiva.

Empujado por una afición entregada que casi llenó el recinto aracelitano, el Lucena disfrutó de una primera falta lateral antes del minuto 2. Era una buena oportunidad para meter miedo a un rival bien plantado, con las ideas muy claras. Algo que sí consiguió Pineda con un remate a la media vuelta tras un saque de banda mal resuelto por la zaga canaria. Poco a poco, el Uni fue tomando el mando. Ángel Sánchez no se atrevió a tirar a portería en un golpe franco a 25 metros del portal de Toni García.

Al Lucena le tocaba emplearse a fondo para evitar las buenas triangulaciones insulares. Y a partir de ahí, salidas vertiginosas. Jesús Lanza habilitó a José Manuel, que no pudo conectar bien su volea de derecha. Acto seguido, Pineda volvió a intentarlo con otro zurdazo a la media vuelta que se topó con Vargas. Cada llegada lucentina era sinónimo de peligro. Dani Lanza no supo resolver un mano a mano con Vargas tras un desajuste defensivo; luego reclamó penalti en una acción con Iván Casquero, pero López López dejó jugar. La misma determinación que tomó poco después en la llegada más clara del Universidad. Omar se plantó solo tras un buen envío de Ángel Sánchez, pero ante la duda de disparar con una pierna u otra, Domingo y Romerito se le echaron encima para abortar el peligro con un más que posible contacto.

Los últimos minutos del primer acto se tiñeron más aún de celeste. Pineda y Óscar Ventaja no pudieron resolver un barullo tras un córner y el propio centrocampista cordobés gozó de la más clara al filo del descanso. José Manuel se la dejó en la frontal y el zurdazo se estrelló en el poste derecho de Vargas cuando el meta estaba ya batido.

La segunda mitad comenzó con el mismo ritmo, frenético, de área a área. Cada jugada se vivía como si fuera la última. Pensar en el premio que esperaba al ganador era motivo más que suficiente para tener el cuchillo entre los dientes. Tras varias llegadas seguidas locales, bien solventadas por la zaga insular, Alberto Hernández asustó con un derechazo desde la frontal que Toni García sacó junto al palo; el rechazo no lo supo hacer bueno Aridane. Jesús Lanza trató de dar respuesta, pero su golpeo a balón parado se marchó desviado.

Era la hora de dar el golpe. La afición entendió el mensaje y comenzó a apretar de lo lindo. Y ya fuera por eso o no, lo cierto es que a punto estuvo de llegar el gol en un doble remate al alimón entre Pineda y José Manuel que Vargas sacó en la misma línea. Eran los minutos más intensos del Lucena. Pero ni por esas se libró de un susto mayúsculo con una caída dentro del área de Aridane ante la llegada de Álex Cruz que todo el banquillo visitante reclamó como penalti.

El partido era del Lucena y el Universidad era el que jugaba ahora a la contra. Falete movió el banquillo para refrescar su centro del campo. Jesús Lanza dejó su sitio a Pascual justo un minuto antes de que Eloy cortara a un metro de la frontal una cabalgada de José Manuel. El libre directo era perfecto para el mayor de los Lanza, pero fue el hermano menor, Dani, el que golpeó ligeramente alto.

Los nervios empezaban a notarse en el ambiente. Uno y otro equipo empezaron a pensar en lo malísimo que sería encajar un gol. Sólo la intensidad del Lucena le llevaba a dejar más espacios de los deseados a la espalda de su defensa. Todo un peligro con gente tan peligrosa arriba. Aunque el gol llegó tras una pérdida de Pascual en la salida que acabó con el balón en los pies del gigante Aridane, que sentenció a Toni García.

El Lucena quedó muy tocado con el tanto. La grada, también. Los planes se rompían del peor modo posible y había que tomar decisiones drásticas. Falete reaccionó dando entrada a Luis Zambrano por Óscar Ventaja. Era el único argumento ofensivo que tenía en el banquillo. Pero el panorama era difícil. El Universidad canario estaba atrincherado atrás y ya ni siquiera sufría en la estrategia. Mostró mucho empaque. Más si cabe, hacía mucho daño a la contra, aunque Ángel Sánchez falló la primera al jugársela cuando tres compañeros llegaban en segunda oleada. Los últimos intentos murieron en la frontal, sin que ni siquiera Vargas tuviera que trabajar. Fue el peor final imaginable.

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