Un español en medio de una revolución

Nadie podría decirle a Francisco Copado -hijo de emigrantes españoles nacido y criado en Kiel- hace unos años cuando se fue del Mallorca que iba a acabar liderando la Bundesliga.

Porque el modesto centrocampista -con el Mallorca en Segunda jugó 38 partidos y metió dos goles- se marchó al conjunto suabo (después de una larga trayectoria) cuando se encontraba en Regionalliga (el equivalente a Tercera) y en tres temporadas, se ha colocado primero en la Bundesliga.

Gran parte de culpa de este milagro la tiene Ralf Rangnick, toda una personalidad en el fútbol teutón. El técnico del Hoffenheim lo fue con anterioridad del Schalke 04, con el que llegó a ser finalista de la Copa y subcampeón liguero.

Entre él y sus futbolistas han conseguido llevar al delirio a una ciudad de, únicamente, 3.272 habitantes. Muchos menos de los que puede albergar el estadio en el que juegan (que no el suyo). Porque, de hecho, mientras acondicionan su nuevo y flamante Rhein-Neckar Arena (tendrá 30.000 localidades), disputan sus encuentros en el Carl Benz de la vecina Mannheim.

Allí vencieron ayer cómodamente al Arminia (3-0). Copado fue el autor del tercero. De penalti y en el 89'. En mitad del delirio y la incredulidad de 26.000 aficionados y simpatizantes del que ya es la gran revelación de toda Europa. ¿Síntoma de la decadencia del fútbol germano? En todo caso, mientras el resto de los competidores se frotan los ojos, el Bayern es el único que trata, a duras penas, de seguirle el ritmo. Ayer también ganó 0-2. Pero no cuenta con el factor sorpresa.