Un español en el Olimpo, segunda parte
Dos títulos y tres finales de la NBA en menos de 30 meses. Ése es el registro de Pau Gasol tras su desembarco en Los Angeles Lakers el 1 de febrero de 2008. Un día mágico que cambió el devenir de un espigado chico de Sant Boi, y de paso, el de la historia del baloncesto español. Hollywood está a sus pies. En la ciudad de las estrellas, la figura pálida, barbuda y pelo alborotado del número 16 ha robado el corazón a los exigentes aficionados angelinos.
Ayer hubo venganza de aquel revés de 2008, que marcó el camino para Gasol. La prensa se cebó con él y le colgó una etiqueta que jamás le hizo ni pizca de gracia: Gasoft, con alusión a su supuesto juego blando frente a contrincantes más agresivos y enérgicos, especialmente Kevin Garnett.
El crecimiento personal del catalán se confirmó con una espléndida actuación en la Final de la campaña pasada frente a los Magic, donde neutralizó a uno de los jugadores más dominantes de la competición: Dwight Howard. Ahora, gracias a este nuevo anillo y a que su juego ha silenciado a los más críticos, se ha tomado cumplida venganza sobre todos aquellos que dudaron de sus virtudes. Y sobre Garnett, ídolo en su juventud.
Gasol ha demostrado ser el complemento perfecto para Kobe Bryant. Ese elemento necesario para alcanzar la gloria con la que soñaba el líder de los Lakers, que poco antes de la llegada del español pedía abiertamente el traspaso a una franquicia ganadora.
"Mi jugador favorito es Pau Gasol", decía el 24 angelino en el verano de 2009, tras haber ganado el título. Mucha verdad hay en esas palabras.
No hay comentarios