La entereza de Juan Carlos
El meta admitió su mal día tras el partido, aunque vio "ingrato" que las críticas se focalizaran en su actuación
Pocos en su situación hubieran salido a dar la cara, pero Juan Carlos es un tipo valiente y tras el que a buen seguro es su peor momento desde que es portero del Córdoba, el alcarreño explicó lo vivido en una noche amarga como fue la del domingo. El meta, señalado por la grada como principal culpable por su participación directa en los dos tantos ilicitanos, reconoció que no tuvo "un buen día": "El segundo es un error mío, no se me caen los anillos por decirlo. He cometido un error y el que quiera juzgarme por él que lo haga, que piense que soy el peor portero del mundo".
"No hace falta que me señale nadie porque soy suficientemente mayorcito para saber cuándo hago las cosas bien y cuando mal. He cometido un error y en Primera cada vez que cometemos uno nos cuesta muy caro", comentó Juan Carlos, que añadió que se vio "más responsable en el segundo gol, porque el primero es una falta que tenemos que defender; el segundo es un error mío, no se me caen los anillos por decirlo, aunque la de portero es de las profesiones más ingratas del mundo".
Con todo, con comprensión, no entendió que las críticas se centraran en él porque "los errores en un portero se ven más que en un jugador de campo". "Yo valoro a las personas por una regularidad. Tu hermano puede pifiarla un día y no lo vas a matar. Somos humanos y nos equivocamos. Si fuese delantero y la tirara a la grada seguiríamos 0-0, pero como soy portero, dudo un segundo y me meten un gol. Ya soy el malo de la película. Es ingrato", argumentó el portero, con contrato hasta 2017.
Además, Juan Carlos apuntó también su visión sobre la delicada situación del equipo tras la derrota ante un rival directo. "A mí me gusta vivir en el mundo real y es muy complicado que consigamos la salvación. Nunca hay que decir nunca, pero siendo realistas es muy difícil. Las posibilidades matemáticas siguen ahí y nuestro deber como profesionales es seguir trabajando, incluso cuando las matemáticas nos den la espalda y nos digan que ya es imposible", apuntó un hombre que tirando de entereza también puso los puntos sobre las íes a la hora de buscar las causas: "Los principales culpables somos los jugadores, porque somos los que en el campo jugamos o no y conseguimos ascensos y descensos. A mí me gusta trabajar, no poner el grito en el cielo cuando ganamos ni tirarme al suelo cuando perdemos. El fútbol es un deporte en el que cuando se gana todo se ve muy bonito y cuando se pierde todo negro. Pero hay que seguir trabajando porque el que se pare se va a quedar atrás".
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