sevilla | córdoba

Y me enamoré de ti

  • En clara inferioridad, el cordobesismo hizo notar desde el himno su amor a unos colores que desafían a todo y todos por ver hecho realidad un sueño El Sevilla, un amigo en tierra extraña

Quizás fueron tus ojos. Quizás fueron tus palabras o tus hechos. Quizás eso o muchas más cosas que no se ven ni contabilizan en el día a día. Pero desde aquel momento, omnipresente en mi cabeza, me quedé prendado de ti. No sé bien si decirte que fue hace un par de años, unos meses, o ayer mismo. Lo cierto es que mi vida no tiene sentido cuando no se rodea de los colores blanco y verde que enaltecen tu escudo. Los rojos, mejor para los amantes de San Valentín, o los seguidores nervionenses, que fueron premiados por el Sevilla tirando de la moda de las nuevas tecnologías con eso de los selfies y demás fotitos...

El cordobesismo pasó de todo eso y disfrutó de lo lindo animando a los suyos a domicilio, donde más y mejor se demuestra el sentimiento por el engullimiento propio que hace la afición local, más allá de que luego el resultado acompañe o no. No era la mejor ubicación y la amenaza de lluvia amilanó a los más recatados, tanto o más que el himno del Arrebato con el que en Nervión saltan al campo los equipos. Un himno hecho canción que nació un año después que el impresionante de Queco que también emergió de esa esquina del fondo sur a continuación. Las dos letras más exportadas desde el fútbol al resto de la humanidad, dos letras que llegaron a solaparse en el tiempo, pero que, a nadie le quepa duda, que la idea primera nació desde los pies de la Mezquita...

Esta fue la segunda vez, amistosos al margen, que el CCF visitó el Pizjuán desde el estreno del himno del cincuentenario. La anterior fue una derrota de esas que escuecen, ante el segundo equipo de un enemigo acérrimo y en los minutos compases, y por si fuera poco, con mayoría en las gradas de Nervión. Aquel Sevilla Atlético se impuso 2-1 remontando un resultado adverso en una mañana de agua, una circunstancia que ayer no fue agravante a pesar de la amenaza que sobre el cielo se teñía desde horas antes del inicio del duelo.

Luego, los blanquiverdes volvieron a Nervión el pasado verano, para formar parte del recuerdo anual que el club hispalense rinde a Antonio Puerta. Nada que ver con las promesas que desde la casa cordobesista se han hecho para rendir honores a Juanín, Litri u otras leyendas del cordobesismo. Y que en Nervión llevan a gala cada semana, con ese minuto 16 enarbolando bufandas en honor del que fuera ídolo de la entidad, emulando lo que en el Bernabéu lleva haciéndose desde que Juanito dejó de ser Juanito.

Pero ayer tocaba otra cosa. El Sevilla, sabedor del poder de San Valentín, puso entradas baratas para que las parejas pudieran disfrutar del embrujo que trae Cupido y consiguió su objetivo porque el Ramón Sánchez Pizjuán se llenó casi hasta la bandera, con más de medio millar de cordobesistas en las gradas, que aunque no pudieron hacer acopio de la promoción nervionense para sus abonados, sí se encontraron un precio más barato que el dispuesto por su club en el partido de la primera vuelta.

Aquel partido, a mediados de septiembre, lo vivieron con mal sabor de boca los descartados por un Córdoba que regresaba a la élite, pues se quedaron sin sitio en una plantilla con muchas caras nuevas que en enero ha sufrido otra revolución. Entre ellos, Juanlu, que aprovechó que ahora está por tierras sevillanas para visitar el hotel de concentración y, además de visitar a viejos compañeros, saludar a Estanis Asensi, preparador físico de Djukic y con el que convivió en su etapa en el Levante.

Una función, la de ayudante, que ahora desarrolla en el conjunto hispalense un cordobesista de pro como Pablo Villa, que fue uno de los primeros en poner la primera piedra del ascenso. El madrileño no salió bien parado del club cordobesista, pero seguro que como esos amores que no llegan a buen puerto, los colores blanco y verde siempre tienen un lugar en su corazón. Porque en el fútbol, como en el amor, casi siempre manda el corazón. Más cuando las cosas se tuercen, y alguno que quiere sacar los pies del tiesto sin venir a cuento...

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios