Un duelo 'all-spanish' en el banquillo

A. Bravo (Dpa) Madrid

21 de noviembre 2015 - 05:02

El superclásico del fútbol español ofrecerá un suelo all-spanish en los banquillos con la presencia de Rafael Benítez y Luis Enrique, dos técnicos que afrontan el duelo en muy diferente condición. Mientras el entrenador del Barcelona disfruta del amplísimo crédito que le concede el tripletede títulos conseguido la pasada temporada, Benítez vivirá seriamente amenazado su primer clásico. Incluso hay medios de comunicación que ya hablan de la posibilidad de despido si el Real Madrid cae ante el gran enemigo.

El Santiago Bernabéu albergará el primer clásico con entrenadores españoles desde el 2 de mayo de 2009, cuando el Barcelona alcanzó una de sus cumbres históricas con su triunfo por 2-6.

Aquella noche el conjunto azulgrana no sólo dio el paso definitivo hacia la Liga, sino que asistió a la consagración de Josep Guardiola en el banquillo del Barcelona, donde marcaría una época. Todo lo contrario le ocurrió a Juande Ramos, que previamente había llegado al Real Madrid en sustitución del despedido Bernd Schuster.

Ese partido, aquella impactante derrota, marcaría la carrera de Ramos, quien desde entonces no ha vuelto a entrenar a un equipo de elite.

El de hoy será el primer clásico para Benítez, que no le llega en su mejor momento. El juego del equipo y la última derrota por 3-2 ante el Sevilla abrieron la caja de los truenos, dejando al técnico del Real Madrid muy señalado.

Pero él se siente ajeno al ruido. "Yo me juego tres puntos importantísimos para seguir peleando la Liga hasta el final", aclaró ayer en rueda de prensa.

Acusado de ser un entrenador defensivo cuando fue fichado para sustituir a Carlo Ancelotti, todavía pelea contra ese estigma. "El Real Madrid tiene una manera de jugar, que es intentar ganar atacando y metiendo más goles que el rival, independientemente del equipo al que nos enfrentemos", afirmó.

Benítez sólo sueña con poder repetir lo que logró Luis Enrique la pasada temporada, cuando en sólo seis meses pasó de ser discutido, incluso con rumores de destitución, a ganarlo todo para el Barcelona.

"Así es la vida. Vosotros le dais al botón y aquello empieza a girar y luego puede salir cualquier cosa", le espetó ayer el técnico azulgrana a la prensa.

Luis Enrique se siente respaldado por todo el club y ahora está ante una situación soñada: intentar ganar en el Bernabéu y poder distanciarse en seis puntos del eterno rival. Mucho que ganar y poco que perder, en realidad.

"Estoy pasando la mejor época de mi vida como entrenador. Estoy durmiendo como los ángeles. Lo digo en serio", aseguró con una sonrisa en la boca en la rueda de prensa previa al importante partido.

Durante los dos últimos meses encontró soluciones para disimular la baja de Lionel Messi por lesión. Ahora da la impresión de que su equipo llega en el mejor momento de la temporada a la cita del clásico.

"Yo soy un iceberg, estoy supercalmado y tranquilísimo", aseguró en rueda de prensa.

Así cambia la vida para alguien que como futbolista fue conocido por su extrema fogosidad sobre el campo y que como técnico supo hace menos de un año lo que es vivir al borde del abismo.

Ahora Luis Enrique es un iceberg que contempla el riesgo de incendio alrededor de su colega Rafa Benítez.

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