Ni por dentro ni por fuera
Córdoba | murcia · MARCAJE AL HOMBRE
Arteaga se contagia de la racanería del grupo y no puede lucir ni tirado a la banda izquierda ni como enganche por el centro · Volvió al once inicial tras tres meses
David Pérez Arteaga regresó ayer al once inicial tres meses después de su última presencia. Curiosamente, como en aquel partido ante el Albacete con el que se echó el cierre a 2009, el Córdoba cayó en El Arcángel. El sevillano, lesionado en la vuelta a los entrenamientos tras el parón navideño, ya tuvo 45 minutos de rodaje en la visita a Las Palmas de hace una semana y ante el Murcia acudió al rescate desde el inicio. Lucas Alcaraz sabe que su sola presencia, aunque ande a años luz de su mejor estado de forma, ya multiplica las opciones ofensivas del equipo. De hecho, a pesar de todo este periodo de inactividad, sigue siendo el máximo asistente (6) y el segundo máximo goleador (3).
La suplencia de Asen empujó a la capitanía a Arteaga, como en citas anteriores ocurrió con Pepe Díaz y Gaspar. La entrada del zurdo tiró a la otra banda a Lizio y devolvió al ostracismo del banquillo a un Dañobeitia que sigue tirando a la basura las oportunidades que se le presentan. José González, que conoce bien al sevillano, optó finalmente por David de Coz para tapar el lateral diestro, prescindiendo de un Albiol de perfil más ofensivo. Era la precaución necesaria para cerrar la principal vía de escape del ataque local.
Quizás por eso, desde el principio, Arteaga tendió a meterse por dentro, buscando con rapidez la conexión con Pepe Díaz. Sin esconderse lo más mínimo, su participación menguó hasta el punto de parecer desaparecido. Fue la consecuencia del perfecto entramado defensivo de un Murcia que mandaba en el encuentro. Con todo, al cuarto de hora provocó una falta en línea de medios de David de Coz, al que poco después sacó una amarilla por una falta con los dos pies por delante, a la altura de los tobillos. Mermado por eso, el ex del Xerez no pudo impedir un primer envío desde la banda de su paisano al que no llegó por poco en el primer palo Pepe Díaz. Fue su mejor aportación en un primer tiempo tedioso en el que el CCF no consiguió hilvanar tres pases.
El decorado cambió tras el paso por los vestuarios. Lucas Alcaraz varió el sistema a un 4-1-4-1, con Arteaga ejerciendo de enganche con la delantero junto a Asen, con Scotti haciendo de escoba por detrás. José Vega pasó a ocupar el costado izquierdo. El cambio surtió efecto a las primeras de cambio. Tanto que en apenas dos minutos el CCF llegó al área de Elía más que en toda la primera mitad. A los 30 segundos de la reanudación, Arteaga lo intentó con un cabezazo blandito.
El sevillano se enchufó entonces al partido. Y trató de contagiar a sus compañeros. De pronto aparecía por una banda que por la otra o el centro. Su movilidad dinamizó el juego del Córdoba, que pasó a mandar en el duelo, tirando la pelota al piso, buscando superioridad en las bandas con las subidas de los laterales. Pero ni así fue capaz de poner en apuros a su enemigo. Ni siquiera con la estrategia que tantos réditos ha dado al conjunto de Lucas Alcaraz en lo que va de temporada. Ante la baja de Jorge Luque, Arteaga se quedó con la función de poner en juego las faltas. Tampoco con este recurso inquietaron a Elía. Y el gol de Chando fue determinante. Al final, De Coz se fue charlando con su amigo David. Quizás le recordara que había ganado la batalla.
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