Lucena | granada · la crónica

¿Cuál busca el ascenso?

  • Sin historia El Lucena, con un punto más de intensidad, borra del partido al Granada desde el inicio y se apunta su tercera victoria seguida en casa A tope Dos goles en tres minutos sentenciaron el duelo

Repaso histórico. El Lucena firmó su mejor partido de la temporada para derrotar al poderoso Granada y confirmar su progresión en la clasificación: ya está más cerca de la zona de play off que de los puestos que te condenan a la pérdida de la categoría. Fue un día mágico en la Ciudad Deportiva, que asistió a su tercera alegría consecutiva con una exhibición de entrega, casta, presión y ráfagas de un juego que llegó a rozar la excelencia. ¿Quién dijo que no se podía jugar bien, por abajo, en este campo? Así, el conjunto celeste se permitió el lujazo de barrer del terreno de juego a una banda de jugadores de perfil y sueldo impropios de la Segunda B que mucho tienen que cambiar -sobre todo de actitud- si no quieren alargar la agonía del club albirrojo en la división de bronce. Un tanto de Abraham, en posible fuera de juego, puso broche a un primer tiempo en el que sólo existió un equipo -para desgracia de un Tomé que se dejó la garganta en la grada- que sólo necesitó tres minutos en el arranque del segundo acto para dejar la batalla vista para sentencia, aprovechando la desidia de un enemigo sin patrón que sólo dio síntomas de peligro durante un cuarto de hora. Demasiado poco para la historia, el presupuesto y la afición que tiene tras de sí. ¿Quién busca el ascenso?

Monteagudo sorprendió de inicio con la inclusión de Fran González en el lateral izquierdo. Fue la única novedad respecto al once que había vencido con claridad en las dos comparecencias anteriores en casa al Marbella y el Sangonera Atlético. Domingo se mantuvo con Babin en el centro de la zaga para contener a Tariq y Quique tomó la manija en la medular tras cumplir su partido de sanción. El Lucena movía sus fichas para mantener el guión de sus últimas citas en la Ciudad Deportiva: intensidad, presión y rápida construcción. Daba igual que enfrente estuviera el segundo clasificado, el gran favorito a un ascenso que no se compra con dinero.

Porque Tomé, como si pensara que presentando la ficha ya tenía los puntos en el zurrón, jugó a improvisar. Y salió escaldado. La modificación a un defensivo 4-2-3-1 no funcionó por el buen hacer del cuadro local... y el pésimo partido de gente llamada a marcar diferencias en la categoría, sobre todo en el frente ofensivo. No hubo noticias de Kitoko, Javi Casares, Óscar Pérez y Dani Benítez. Tariq no se vio tampoco, pero ahí los culpables fueron Domingo, Babin y Sarmiento, sublimes por arriba, prestos siempre a la ayuda.

El Lucena, cómodo en su fortín, empezó mandando. Siempre llegaba un segundo antes que un rival sin chispa. Avisó con un par de faltas laterales mal ejecutadas por Quique y vio cómo en la tercera el árbitro le birlaba un penalti de libro de Nyom sobre Sarmiento. La patada se oyó en la grada, Méndez Caballero estaba a cinco metros. Sin comentarios. El empuje lucentino obligó poco después a Raúl Fernández a mandar a córner un testarazo de Domingo. El Granada, ni estaba ni se le esperaba. Y no sería porque Tomé no gritaba desde la banda con la intención de despertar a sus pupilos. Álvaro Cámara probó fortuna con un zurdazo que salió muy alto. Era el minuto 12. La otra llegada visitante no se produjo hasta el 43, con un derechazo de Dani Benítez que Toni García atajó rodilla en tierra.

Entre una y otra ocasión, Marín y Cabello eligieron la peor opción en dos transiciones rápidas de un Lucena que encontró su premio poco antes del intermedio. Una combinación larga, de banda a banda, de apoyos cortos, dejó el balón a los pies de Cabello, que habilitó a Abraham rompiendo el fuera de juego para que el canario fusilara a Raúl Fernández. La grada estalló. Era la venganza por las afrentas de algunos hinchas granadinos en los instantes previos. Pero lo mejor estaba por venir.

El arranque de la segunda mitad fue explosivo. El Granada se conjuró para recuperar el estatus que se le presupone. Pero se encontró con dos bofetones a las primeras de cambio que sacaron a la luz todas las carencias de un bloque que ayer deambuló por la Ciudad Deportiva. Babin dio tranquilidad con un cabezazo marca de la casa tras una falta botada por Quique y, sin tiempo para la reacción, Abraham sacó los colores a Nyom en un palmo de terreno para fabricar un penalti que Cabello aprovechó para subir a su cuenta particular su decimotercer gol de la temporada. El partido estaba liquidado, por mucho que el banquillo albirrojo tratase de levantar el ánimo de sus futbolistas, que vieron impasibles cómo una volea de Marín acariciaba el poste. El problema no era de ánimo. Era de fútbol, de juego, de actitud.

Con todo, el Granada se animó con la entrada de Ighalo y Collantes. Y, sobre todo, con el gol de Benítez. El Lucena se afanaba en templar los nervios ante la que se le venía encima, tratando de aprovechar los espacios para asustar a la contra. Pero tuvo que sostenerse en Toni García, salvador en un mano a mano con Ighalo y el posterior disparo de Dani Benítez, que lo intentó de nuevo poco después con un derechazo desde la frontal que se escapó junto al palo. El meta local también fue clave para que una volea de Sanchón no encontrara portería. Quedaban 20 minutos, que parecían un infierno. Nada más lejos de la realidad. Al Granada se le acabó la gasolina y el Lucena acabó el partido en área enemiga, tras una jugada individual del debutante Viyuela y una contra entre Saad y Quique que éste último no supo culminar.

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