Con 'b' de bueno, bonito y barato

Jugador de 24 años que compite (y muy bien) en un equipo de una ciudad a sesenta kilómetros. El conjunto para el que trabaja es de Segunda B y, además, afrontaba el año pasado por estas fechas una crisis económica tan grave que le obligó a dejar libres a sus mejores efectivos. Para colmo, el futbolista en cuestión fue observado durante muchos meses tanto por Javier Zubillaga como por Iñaki López Murga, los dos encargados de tramitar los fichajes por el club.

Nos referimos a Babin, al Lucena, al Córdoba… y al Alcorcón. Jean-Sylvain Babin llegó a la ciudad aracelitana en 2008 de la mano del entonces director deportivo Rafael Rojas, que llevaba siguiéndolo incluso desde que estaba a sueldo del equipo blanquiverde. Llegaba del Martigues, de la tercera gala, y era tan desconocido como quien le acompañó en su presentación, un tal Kevin Berdier que ni llegó a debutar en su nuevo club antes de ser despedido.

Después de una primera temporada sobresaliente, el Lucena logró renovar su contrato durante otras tres más, con miras a obtener dinero por un ulterior traspaso. Babin siguió compitiendo a un nivel altísimo y empezó a llamar la atención de conjuntos de superior categoría.

El Rayo Vallecano fue el primero que preguntó por él, pero todo quedó en un amago porque pidieron a los franjirrojos una elevada compensación económica. Las Palmas y Recre también se fijaron en el francés y se llegó a especular con que el Córdoba, que confesó haber seguido a los también jugadores lucentinos Abraham y Lobato, podría pujar por él. Pero nadie del club blanquiverde (que se sepa) planteó una oferta formal al futbolista ni siquiera cuando ya se sabía la delicada situación económica del cuadro vecino.

Al final, ya en verano, el francés aceptó el reto de recalar a prueba en el recién ascendido Alcorcón y el 2 de agosto se confirmó que Juan Antonio Anquela, técnico alfarero, había dado su visto bueno para el fichaje.

Ya han pasado 32 jornadas de Liga y, en su estreno en la categoría, Babin se ha asentado como titular en el conjunto de Santo Domingo, disputando 20 partidos (1.588 minutos). El Alcorcón, por cierto, lleva 44 puntos y está a un paso de certificar la salvación.

El caso de Babin es un buen ejemplo de futbolista bueno, bonito y barato. De jugador de los que cuesta poco y puede dar mucho. Uno de esos ante los que el Córdoba, en tiempos pretéritos, cerraba los ojos, prefiriendo aflojar el bolsillo por otros con más nombre por detrás y menos futuro por delante (otro ejemplo claro está en el caso de Nolito, ahora triunfando en el Barcelona B y despechado por estos lares cuando competía en el Écija).

En cualquier caso, a partir del año que viene el equipo blanquiverde no podrá dejar de escapar más babins. Sobre todo porque su situación económica no le permite dispendios de ninguna clase y el proyecto ya -teóricamente- planteado de futuro se basa en cantera y en mirlos blancos de categorías semiprofesionales. En los dos últimos años, de hecho, la Segunda B ha provisto al Córdoba de varios futbolistas que ahora son indiscutibles titulares (Richy, Charles, Oriol y Pepe Díaz son los mejores ejemplos).

El problema es que desde que se fuera Javier Zubillaga y, que se sepa, no existe una figura específica dentro del club de El Arcángel para explorar mercados y negociar con clubes y representantes. Y así, cuando ya ha pasado casi medio abril, es muy difícil fichar a otro Babin. Un central solvente que mañana sufrirán los seguidores cordobesistas sin saber (o sabiendo) lo cerquita que podría haber estado de haber firmado por sus colores.