Está y estará "en buenas manos"

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José Romero maneja dos propuestas apetecibles para traspasar la sociedad · La afición debe jugar un papel fundamental en la permanencia, requisito para vender

Celebración del gol al Zaragoza.
Celebración del gol al Zaragoza.
Raúl Díaz / Córdoba

16 de abril 2009 - 05:02

Si el Córdoba estuviera prácticamente salvado, otro gallo cantaría. Los apuros para amarrar la permanencia han dilatado la venta del club, que continúa latente a pesar de haber desaparecido de la escena mediática en las últimas semanas. De hecho, José Romero baraja dos ofertas -una con mucho peso-, ambas de empresas españolas y de garantías, que pueden cristalizar de aquí al 30 de junio. Apenas diez días antes quedará resuelta una Liga en la que el equipo y la afición deben unirse en una simbiosis perfecta, pues El Arcángel albergará seis de los diez partidos que faltan.

Romero, presidente del Grupo Prasa y dueño del paquete mayoritario de acciones del Córdoba Club de Fútbol, necesita desprenderse del lote. La sociedad anónima deportiva es un lastre para él. La crisis en el sector de la construcción ha hecho mella en el empresario cordobés, que en los últimos años ha sostenido la economía de la entidad blanquiverde con generosas aportaciones a título personal.

El afán por vender estuvo a punto de cristalizar el pasado verano, pero la impugnación del Cádiz alejó a unos empresarios que luego intentaron -sin éxito- comprar el Mallorca. A principios de este año se diluyó la opción de traspasar las acciones al madrileño Víctor Gonzalo de Aldama, cuya puesta en escena no convenció a los rectores cordobesistas. Al parecer, tenía más afán de protagonismo que solvencia. Todo lo contrario que las dos empresas nacionales que, desde el denominador común de la discreción, han entablado los primeros contactos para activar la operación. No ha habido reuniones, sino conversaciones telefónicas a través de intermediarios.

El proceso sólo cuajará si los inversores ofrecen garantías de pago para responder ante la plantilla, cuyo coste en este ejercicio ronda los seis millones de euros. Nada de promesas vacías que den pie a situaciones fuera de control.

En cualquier caso, todo depende de la continuidad del equipo en Segunda. A partir de esa premisa, la situación estratégica de la ciudad, el respaldo de una afición que no deja de crecer y la envidiable -sobre todo por la comparación con la mayoría- posición de un club saneado configuran un caramelo apetitoso para cualquier empresario con fondos. Y al menos hay dos grupos que conocen el mercado futbolístico y están interesados en asumir el relevo.

Como dice el presidente, Rafael Campanero, "las cuentas están claras; este club pega el cambio de un día para otro". Eso sí, la premisa es "dejar el club en buenas manos". Lo ideal sería que las negociaciones se aceleraran en las próximas semanas, para facilitar la transición y la planificación de la campaña venidera. El consejo de administración encabezado por el de Almodóvar daría un paso al lado con la satisfacción del deber cumplido.

Hay quien quiere vender el Córdoba y hay quien quiere comprarlo. Hay oferta y hay demanda. Y, por si acaso, hay plan B: en previsión de que las conversaciones no lleguen a buen puerto, en las oficinas de El Arcángel se ha trazado un plan de viabilidad a cinco años vista para asegurar la supervivencia del proyecto.

El Córdoba está vivo. En buena medida, gracias a una afición que responde "como nunca", según Campanero. El máximo mandatario confía en que la hinchada dé la cara el próximo domingo, ya que el partido ante el Alicante reúne todos los alicientes: se trata de un rival directo, el horario (18:00) no coincide con los encuentros del Real Madrid y el Barcelona (ambos juegan el sábado), los abonados vuelven a disfrutar de descuentos para retirar dos entradas a precios reducidos... Estando todos juntos, será más fácil salvarse. Y por ende, vender el club.

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