Un balón y miles de sueños infantiles

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La Escuela de Fútbol Ciudad de Córdoba fomenta la práctica del deporte sin olvidar la transmisión de valores y la educación

Alejandra Luque / Córdoba

01 de noviembre 2011 - 05:02

Aprender a jugar al fútbol es una actividad apasionante. Y que quienes te enseñen sean jugadores de tu tierra, con una intensa trayectoria profesional por detrás, se convierte en todo un lujo. En Córdoba es posible encontrar un lugar en el que se hace realidad esta experiencia. Ex cordobesistas como Rafael Ruiz Coco, Jesús González o el guardameta Copado, que llegó a militar en el Espanyol, son algunos de los responsables de la Escuela de Fútbol Ciudad de Córdoba, una institución joven que nació con la idea de guiar los primeros pasos de los niños en su deporte favorito. Dirigida a perfeccionar la habilidades con el balón, pero también a fomentar los valores de la convivencia y el juego limpio, este centro ha conquistado un merecido prestigio dentro del gremio del fútbol formativo cordobés. Cada entrenamiento es un espacio de recreo, de aprendizaje y, sobre todo, de diversión.

Localizada en el Hotel Los Abetos Maestre Escuela, la Escuela Ciudad de Córdoba dispone para sus actividades de un paraje ideal en un entorno natural. En este ambiente, los chicos encuentran la tranquilidad necesaria para progresar en todos los sentidos. "Intentamos mejorar las capacidades físico-técnicas", indica Ricardo Pozo, uno de los técnicos, quien incide en que "siempre lo hacemos bajo la premisa de la diversión. Cuando termina cada sesión de entrenamiento, al niño le hacemos una pregunta: ¿Te lo has pasado bien?". Pozo, que con el apelativo de Rícar cuajó una interesante carrera en las categorías nacionales del fútbol -llegó a jugar en Primera con el Murcia-, es un apasionado del deporte en edades de aprendizaje.

"El objetivo es que los pequeños de la casa disfruten aprendiendo y que sepan que unas veces se gana y otras se pierde, pero no por ello son peores que el contrario", dice. Para Rícar, "lo más importante es que dominen los sentimientos. Querer ganar es lícito y debemos enseñarles tanto a ganar como a perder. Así, intentamos que ese espíritu permanezca en ellos para que les pueda ser útil en la vida, tanto como la disciplina, el compañerismo, y la responsabilidad. Y, claro está, que practiquen deporte".

Contar con monitores que han sido futbolistas profesionales y que, por su condición de cordobeses, conocen muy bien el entorno, es para Rícar "una ventaja", porque "hace que todo el trabajo sea más fácil" y "podamos cambiarnos los grupos para poder disfrutar todos de todos".

En esta temporada, la Escuela cuenta con casi 50 alumnos apuntados. Se incluyen tanto chicos como chicas, aunque el número de éstas es bajo: tan sólo cinco. A este respecto, Rícar comenta que "aunque es un porcentaje bajo, es más alto que en otras escuelas". Para conseguir unos entrenamientos más acordes a su crecimiento, los pequeños están divididos en tres grupos atendiendo a la edad: hasta los siete años, mayores de siete años y la escuela de porteros, "una iniciativa que sólo lleva un mes pero está teniendo muy buena acogida", dice Rícar. La preparación del puesto específico de los porteros recae especialmente en Copado, cuya larga carrera profesional de más de veinte años le confiere una experiencia importante.

Una de las mayores singularidades de esta Escuela es que recibe a niños desde muy temprana edad. Cuenta en sus grupos con niños de cuatro años. El responsable de la Escuela deja claro que "a cualquier chico, tenga la edad que tenga, le debemos otorgar la oportunidad de divertirse con su deporte favorito". Rícar compara su actividad actual con las notas de colegio: "Esto es tan satisfactorio como aprobar cualquier asignatura. Que llegue tu hijo y te cuente que ha sacado un diez, y ver la cara con la que te lo cuenta… Ésa es la sensación que tenemos entrenando. Es, verdaderamente, la recompensa más agradable que se puede tener".

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