Liga 1,2,3

Víveres en la trinchera (1-1)

  • El Córdoba se aferra a su contundencia en el área propia para salvar un punto con sabor a triunfo en un partido demasiado gris. Una pelota parada neutralizó el grosero regalo de Samu.

El Córdoba salvó un mal partido con un punto que sabe a oro y alargó a cinco las jornadas sin caer, tras dos salidas consecutivas de las que sale reforzado y asentado en la zona de play off. Con unas sensaciones diferentes a las de hace una semana en Zaragoza, el conjunto blanquiverde neutralizó con una acción a pelota parada el regalo, grosero, de Samu de los Reyes que permitió al Numancia tomar ventaja en una primera mitad en la que fue mejor en todo. Y eso es lo peor, pues los locales controlaron la situación con fútbol e intensidad, algo que debe ser innegociable en este CCF que se dejó en la caseta las virtudes desde las que supo enderezar su dubitativo arranque liguero. Menos mal que los ajustes de Oltra en el descanso y una mayor predisposición en el primer cuarto de hora del segundo acto permitieron a los visitantes igualar la batalla en algo más que lo numérico. Luego, cuando los rojillos apretaron de nuevo el acelerador con más llegadas que peligro real, los cordobesistas aguantaron en pie metidos en una trinchera que sigue acumulando víveres para cuando vengan mal dadas. 

La puesta en escena del Córdoba no fue buena, aunque apenas si había un cambio en la alineación: Samu por el lesionado Cisma en el lateral izquierdo. El Numancia, mucho más incisivo e intenso, acumuló hasta cuatro saques de esquina en los primeros diez minutos, aunque sin remates francos. Con dos volantes como Ruiz de Galarreta y Julio Álvarez ocupando muchos metros en campo rival, al conjunto de Oltra le costaba salir, pues la acumulación de piernas impedía las transiciones al toque y la zaga local salía ganadora en el juego directo en busca de Rodri. Ante tal panorama, el trabajo visitante se limitaba a cerrar las continuas vías de agua que se le abrían cerca de su área, especialmente por el costado de un Samu al que Nacho buscó desde el primer momento. Y tal fue la insistencia que al filo del minuto 20 un regalo del sevillano y un agujero por el lado de Bijimine los exprimieron al máximo Julio Álvarez y Manu del Moral para hacer el 1-0. Justo premio al mayor empuje de los sorianos, que continuaron igual a pesar de tener ya el marcador a su favor. 

A la espera de una reacción cordobesista de la que no terminaba de haber noticias, el partido siguió con idéntico decorado. Manu del Moral, móvil para inquietar más si cabe a los centrales, lo intentó con un tiro cruzado antes de que el Córdoba por fin se atreviera a mirar al área de Aitor Fernández, relevo del internacional Munir. Durante algo más de un minuto, los visitantes colgaron hasta cinco o seis balones sin encontrar rematador merced a la solvencia de la retaguardia local, rápida al corte y la anticipación, contundente en el juego de contacto. Sólo las escasas apariciones de Alfaro entre líneas les inquietaban algo, aunque no lo suficiente para sufrir, algo que sí hizo durante un primer acto nefasto un equipo blanquiverde irreconocible. 

El CCF necesitaba airear la mente y corregir conceptos. Y el descanso le vino de perlas. Oltra ajustó piezas y dibujó un 4-1-4-1 calcado al de su oponente, con Juli y Alfaro por dentro escoltados por Luso, y Bergdich y Donoso abriendo el campo. El cambio se notó desde la reanudación. El partido pasó a jugarse por primera vez en el medio campo numantino y Rodri por fin pisó área para acariciar el contacto de tijera con un balón preciso de Guille desde la derecha. Fue un primer aviso. No hubo lugar al segundo, pues la siguiente aparición fue el córner del asturiano que Caro llevó a la red con un testarazo marcando los tiempos que demostró que Manu del Moral es tan buen punta como mal defensor. 

Con el marcador equilibrado, el encuentro también se equilibró por unos instantes. Ya no había un equipo pendiente de defender y otro de atacar, ahora el intercambio de golpes era más continuo, si bien la presencia en las áreas seguía siendo escasa. Julio Álvarez lo intentó con un libre directo que asustó a Pawel, aunque no encontró portería antes de que la primera de varias pérdidas en la salida de Bijimine obligara a Samu a aparecer cuando Nacho ya se disponía a fusilar al meta polaco; Manu esperaba el pase para marcar a puerta vacía, si bien se quedó con las ganas. Esa doble intentona soriana devolvió el control y el dominio a los de Arrasate, que notaron para bien los cambios y el paso de Manu del Moral a la banda derecha. Desde allí asistió a Íñigo Pérez, que mandó su volea muy arriba, y apareciendo desde allí hacia el centro obligó a Héctor Rodas a salvar la papeleta a Bijimine, que no sabía bien de dónde había salido el delantero. 

Esa fue la imagen del cuarto de hora final: acoso sin derribo de un Numancia más valiente que volvió a inquietar tras otro mala entrega de Bijimine que de nuevo Rodas neutralizó ante Jairo. Era el momento de cerrar el choque dando por bueno el empate, pues como al inicio el balón duraba un suspiro y pisar el campo contrario se convertía en poco menos que una odisea. Salvo ya en el alargue -Bergdich no conectó bien un envío de Alfaro en boca de gol, si bien la acción estaba anulada-, lo que restó dramatismo a un epílogo que terminó otorgando un punto con sabor a triunfo a un Córdoba que sigue creciendo, si ayer no en el futbolístico, al menos sí en el casillero. Recolectar, que luego es tarde. 

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