Valdés, un adiós singular

El portero, de 32 años, renuncia a un homenaje del Barcelona y se despide por carta de la afición No asistirá al partido del sábado en el Camp Nou

Víctor Valdés, en una imagen de archivo del pasado mes de marzo.
Víctor Valdés, en una imagen de archivo del pasado mes de marzo.
Alberto Bravo (Dpa) Madrid

15 de mayo 2014 - 05:02

Víctor Valdés dejará el Barcelona de una forma acorde a su fama de hombre singular: sin adiós público, con agradecimientos por carta y sin asistir el sábado a la resolución del título de Liga. A sus 32 años, deja atrás una vida ligada por completo al Barcelona. Y lo hace de forma extraña.

Al contrario que su compañero Carles Puyol, Valdés renunció a un homenaje de su equipo y sólo dejó dos evidencias de su afecto por el club: la despedida con los jugadores el lunes en privado y la carta que ayer difundió el Barcelona. En la misiva, Valdés dedicó sus mayores palabras de afecto a la afición y a todos los entrenadores que tuvo en su carrera profesional, a excepción de Gerardo Martino. No escribió nada sobre los dirigentes y presidentes del club catalán.

"Pasara lo que pasara, estabais ahí siempre para darme el aliento que un luchador necesita en todo momento, estabais ahí orgullosos de verme en cada celebración, apoyando en cada partido, enviando esa energía positiva que nunca dejé de notar, la que me llevó en volandas durante todo este tiempo, porque sin eso, yo no hubiese sido capaz de hacerlo solo", dijo refiriéndose a la afición.

Así fue la fría despedida de un futbolista al que le costó muchos años ganar el aprecio de su hinchada a pesar de ser "el mejor portero de la historia del Barcelona", como lo calificó Xavi Hernández. Los títulos lo avalan: seis Ligas españolas, cinco trofeos al portero menos goleado del torneo y tres Ligas de Campeones.

Valdés llegó al Barcelona después de que el club realizara muchos movimientos sin encontrar un portero de su agrado. Tras la retirada de Andoni Zubizarreta en 1994, por allí pasaron nombres como Carles Busquets, Julen Lopetegui, Vitor Baia, Ruud Hesp, Francesc Arnau, Pepe Reina, Roberto Bonano, Robert Enke o Rüstu, entre otros. Hasta que Valdés se hizo con la titularidad en 2004. Pero los silbidos por parte de la hinchada del Camp Nou fueron costumbre. "Las cosas cambiaron en la final de Champions de París en 2006. Ahí el entorno comenzó a valorarlo", recordó Xavi. Efectivamente, Valdés realizó en ese partido varias intervenciones decisivas, especialmente un mano a mano ante Thierry Henry, que posibilitaron el triunfo azulgrana por 2-1 ante el Arsenal.

Se consolidó definitivamente de la mano de Frank Rijkaard y elevó su estatus un peldaño más con Josep Guardiola, quien lo convenció para que jugara con los pies y fuera un hombre más en la creación de juego. Lo hizo a la perfección y fue internacional con España. Siempre se mantuvo fiel a su personalidad introvertida. Nada amigo de las entrevistas, nunca cultivó la diplomacia.

Hace un año y medio que Valdés anunció por sorpresa que se marchaba del Barcelona, pero nunca explicó el porqué de su decisión, que continúa siendo un enigma.

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