Stephens, la heredera de las Williams
Durante un buen tiempo la imagen de Serena Williams era lo último que veía antes de dormirse, pero, tras dar el gran golpe en el Abierto de Australia la estadounidense, Sloane Stephens tiene ya algo claro: es hora de colgar su propia foto en la pared.
"Quizás debería cambiar el póster ahora y ponerme a mí misma", dijo jugadora de 19 años tras derrotar 3-6, 7-5 y 6-4 a la menor de las Williams, que no perdía desde agosto y llevaba 20 victorias consecutivas que incluyeron los títulos del US Open y el Masters.
La menor de las Williams iba lanzada hacia el número uno del mundo. En la primera ronda se torció el tobillo, en el segundo partido se dio un raquetazo en la cara y ante su compatriota sufrió un tirón en la espalda: "Fueron, sin dudas, mis peores dos semanas en un Grand Slam".
Pero todo eso no le quita mérito a Stephens, que tres semanas atrás había perdido 6-4 y 6-3 con Williams en los cuartos de final de Brisbane. De voz suave y bajo perfil en la cancha, Stephens, que aún no ganó ningún torneo, no quiere que el hecho de ser negra la sitúe como alguien especial en el tenis. "No importa tu raza. Si eres una persona excepcional y puedes hacer cosas increíbles para tu deporte, todos van a seguirte. Me encanta Kim Clijsters, me gustan tantos jugadores diferentes... No importa si eres afroamericano o no".
La estadounidense juega bien, lo que no significa que maraville. Derecha sólida, buen revés a dos manos y mucha velocidad dan forma a un tenis en el que no hay brillo, pero sí mucha eficiencia y gran actitud. Pese a todo, la número 25 del mundo es ahora la principal exponente de una nueva generación de su país que incluye a Cristina McHale, Melanie Oudin o Madison Keys.
Stephens vive en Westwood, al noreste de San Francisco, con su madre, Sybil, y su hermano menor, Shawn, que siguieron su gira australiana a la distancia. Su padre fue John Stephens, ex jugador de la NFL, que murió en un accidente automovilístico poco después de conocer a su hija. Sheldon Smith, su padrastro, falleció de cáncer en 2007. Así, su madre es clave en su vida. Ayer, apenas ganó se abalanzó sobre su móvil tras saludar a Serena, para hablar con ella en la noche californiana. "De 17.000 seguidores en Twitter pasé a más 40.000 tras ganar", dijo. Lo normal para quien llama a la puertas de la élite del tenis.
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