Sergio es el preferido

Sergio Fernández Álvarez. Ese es el nombre que más gusta a la propiedad del CCF para hacerse cargo de la dirección deportiva de la entidad de cara a la próxima temporada. El leonés, sin equipo desde que hace unos meses se desligara definitivamente del Hércules -fue apartado de sus funciones al final del pasado ejercicio-, ya ha mantenido varios contactos con los dirigentes blanquiverdes. Y precisamente ese cara a cara lo ha puesto en lugar preferente sobre el resto de posibles candidatos que maneja un club que, finiquitada la campaña en el aspecto deportivo por la distancia existente con los puestos de play off, empieza a preparar ya su próximo proyecto.

El que fuera bravo central del Hércules y el Murcia, entre otros muchos equipos de menor nivel, acumula éxitos en sus dos etapas como director deportivo. Tras retirarse en el conjunto grana, cogió las riendas en materia técnica para liderar la reconstrucción del equipo en Segunda B. Y no falló, pues el equipo que entonces dirigía Iñaki Alonso ascendió por la vía rápida tras superar en la primera eliminatoria de campeones al Lugo.

Este logro llamó la atención del Hércules, que necesitaba una regeneración tras su efímero paso por Primera. "Me voy porque me ha llamado álguien importante en mi vida", dijo Sergio en su despedida como grana en clara alusión al club albiazul, en el que vivió sus mejores años como futbolista profesional y con el que se comprometió por tres temporadas. Con Juan Carlos Mandiá al frente, el equipo herculano tuvo un comienzo espectacular que lo colocó como líder, si bien un posterior bajón le obligó a conformarse con jugar un play off en el que fue apeado por el Alcorcón.

Sin embargo, todo se torció poco después de que el telón se bajara. Sus discrepancias con el máximo accionista del club, Enrique Ortiz, le pusieron en una situación complicada cuando se negó a aceptar el fichaje de Javier Portillo. De hecho, el 12 de junio el Hércules anunció un acuerdo para la rescisión del contrato, aunque no fue hasta este mes de marzo, ocho meses y medio más tarde, cuando se hizo oficial la ruptura del vínculo.

El club lo hizo efectivo bajo la fórmula de despido objetivo basándose en la necesidad de adecuar la entidad a su delicada situación económica y haciendo hincapié que no podía asumir el montante económico del contrato, que estaba en torno a 120.000 euros. Fernández, que durante este tiempo se mantuvo en el cargo, aunque sin funciones por la llegada de Jesús García Pitarch, denunció en los juzgados por incumplimiento de contrato.

Tras este parón obligado, parece que ahora le llega una nueva oportunidad al leonés, que el domingo estuvo en Guimaraes viendo al cuadro juvenil local con el Benfica y ayer se desplazó a Vigo para presenciar la Copa de Campeones juvenil. Su forma de trabajar y los éxitos logrados han convencido al presidente blanquiverde, que no esconde en su círculo más cercano que Sergio es el preferido para ejercer la ardua labor de reconstruir un plantel que esta temporada ha terminado muy tocado.

Esta decisión llega después de que el CCF decidiera a mediados de febrero romper el acuerdo con Juan Luna Eslava -se verán en los juzgados- que expiraba el 30 de junio de 2014. Tras el despido del cordobés, todo parecía indicar que la dirección deportiva quedaría en manos de ese coro del que en su día habló Alfredo Duro. Pero la salida del periodista, uno de los más influyentes en las decisiones deportivas, hace un par de semanas, ha dado un nuevo giro al plan inicial. Sergio vuelve a estar en la palestra, aunque su profesionalidad impide que todos quieran meter mano en su parcela.