Sarkozy lo complica

La reunión entre el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y el futbolista Thierry Henry para analizar el pobre nivel de los bleus en Sudáfrica fue criticada ayer con dureza en el país, donde se celebra una jornada de huelgas. "Thierry Henry (de visita) en el Palacio del Elíseo en un día en el que dos millones de franceses salen a la calle a mostrar su ira es algo totalmente equivocado", dijo el vicepresidente del Partido Socialista, Harlem Désir. Los ciudadanos galos protestan de forma masiva por los previstos recortes presupuestarios del Gobierno. "El problema de la buena dirección técnica no lo tiene estas semanas sólo la selección de fútbol, sino quizá también la cúpula del Estado", agregó Désir.

"Nicolas Sarkozy eligió a sus huelguistas", señalaba el diario Libération. "Mientras los manifestantes dejaban el trabajo para protestar contra la reforma del sistema de pensiones, el jefe de Estado prefirió cambiar su agenda para recibir al menos visible de los futbolistas en huelga, Tierry Henry".

"Seguro que era importante. El futuro de los próximos jubilados de los bleus no puede esperar", comentaba con sorna el rotativo. El portavoz del Ejecutivo, Luc Chatel, defendió por su parte la reunión. "El presidente recibe a quien quiera", dijo secamente Chatel. Si Sarkozy no hubiera hablado con el jugador, agregó después, todos le hubieran reprochado luego que no se ocupase del tema que más interesa a la opinión pública en este momento.

Ni el presidente ni Henry, campeón del mundo con la selección en Francia 1998, se pronunciaron después sobre lo hablado en la reunión. El futbolista, que milita en el Barcelona, entró de forma casi desapercibida por una entrada secundaria del Elíseo y se fue de la misma manera. Tras el fiasco francés en Sudáfrica, donde su pobre nivel deportivo se vio además empañado por un escándalo en el vestuario, Sarkozy anunció una reforma en el fútbol galo en los próximos meses.

El mandatario quiere forzar la dimisión del presidente de la Federación de Fútbol Francesa, Jean-Pierre Escalettes, al que muchos culpan del fracaso por haber mantenido en el cargo de seleccionador nacional al impopular Raymond Domenech.